Jueves 21 de noviembre de 2024

Francisco: "La solidaridad es el único camino posible hacia un mundo pospandemia"

  • 2 de septiembre, 2020
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Después de casi seis meses el Papa reanudó este miércoles las audiencias generales con presencia de fieles.
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Tras 189 días, se reanudaron hoy, desde el patio San Dámaso del Palacio Apostólico, las audiencias generales del Santo Padre de los miércoles, con la presencia de fieles, tras 189 días. 

Unas 500 personas, todas con tapabocas, -jóvenes, ancianos, religiosos- manifestaron la alegría de reencontrarse con el pontífice. La última audiencia general con su presencia de fieles fue el 26 de febrero; luego se llevaron a cabo desde la Biblioteca del Palacio Apostólico en transmisión en vivo.

Continuando con su ciclo de catequesis sobre el tema: "Sanando el mundo", para la recuperación del tejido personal y social” -iniciado el 5 de agosto- el pontífice exhortó a repensar la fase de recuperación después de la pandemia.

Para salir mejor de esta crisis hay que hacerlo juntos, despertando la solidaridad, lo que indica mucho más que unos actos esporádicos de generosidad: requiere "una nueva mentalidad que piense en comunidad", "prioritaria en la vida de todos sobre la apropiación" de bienes por algunos”, se trata de justicia. 

Y hoy, dijo Francisco, es más necesario que nunca que vivamos en una "aldea global" en un mundo donde lamentablemente sucede que "alguna cuota del mercado financiero" cae y la noticia está en todas las agencias, como también hemos visto en estos días, mientras " miles de personas a causa del hambre y nadie habla de eso”. 

El camino de la interdependencia a la solidaridad
La pandemia actual puso de relieve la interdependencia que, sin embargo, advirtió Francisco, puede convertirse en dependencia de unos de otros, aumentando la desigualdad cuando se olvida el origen común en Dios y, por tanto, no siempre se transforma en solidaridad. 

Este es un largo camino. "El egoísmo -individual, nacional y de los grupos de poder- y las rigideces ideológicas, por el contrario, alimentan las" estructuras del pecado", dice el Papa, refiriéndose extensamente a la encíclica Sollicitudo rei socialis de san Juan Pablo II y reflejando las enseñanzas de la doctrina social de la Iglesia en la situación actual.

La historia de la Torre de Babel muestra exactamente lo que le sucede al hombre cuando intenta llegar al cielo ignorando el vínculo con lo humano, la creación y el Creador: “Construimos torres y rascacielos, pero destruimos la comunidad. Unificamos edificios y lenguajes, pero mortificamos la riqueza cultural. Queremos ser dueños de la Tierra, pero arruinemos la biodiversidad y el equilibrio ecológico”.

La experiencia de Pentecostés, en cambio, es diametralmente opuesta. "Con Pentecostés, señaló Francisco, Dios se hace presente e inspira la fe de la comunidad unida en la diversidad y la solidaridad". Precisamente "una diversidad solidaria posee los "anticuerpos para que la singularidad de cada uno -que es un don, único e irrepetible- no caiga enferma del egoísmo”. Diversidad y solidaridad unidas en armonía, este es el camino, subrayó”.:

La diversidad de apoyo también posee los anticuerpos para curar estructuras y procesos sociales que han degenerado en sistemas de injusticia, en sistemas de opresión. Por tanto, la solidaridad hoy es el camino a seguir hacia un mundo pospandémico, hacia la curación de nuestras enfermedades interpersonales y sociales.

Tejiendo comunidades traduciendo el amor de Dios
El Papa vuelve a recalcar, como en otras ocasiones, que de una crisis se sale mejor o peor y que la elección depende de nosotros:

La solidaridad es realmente una forma de salir mejor de la crisis, no con cambios superficiales, con una pintura como esta y todo está bien. No. ¡Mejor! En medio de la crisis, la solidaridad impulsada por la fe nos permite traducir el amor de Dios en nuestra cultura globalizada, no construyendo torres o muros, y cuántos muros se están construyendo hoy, que dividen, pero luego colapsan, sino tejiendo comunidades y apoyando procesos de crecimiento verdaderamente humano y sólido.

Pentecostés y lo contrario del síndrome de Babel
El Papa señala que el "síndrome de Babel" también se describe en un cuento medieval donde durante la construcción de la torre si se caía un ladrillo todos se quejaban porque costaba, mientras que, si un hombre se caía y moría, nadie decía nada. "Eran esclavos" y "un ladrillo valía más que la vida", por tanto. Lamentablemente, incluso hoy, afirma Francisco, "puede suceder algo parecido".

Diametralmente opuesta es la experiencia de Pentecostés donde el Espíritu crea "unidad en la diversidad", armonía, cada uno participa con todo su ser en la construcción de la comunidad, como lo sabía San Francisco de Asís llamando a todos los hombres, e incluso a las criaturas, hermano y hermana.

Una solidaridad que también se extiende a la tierra, destacó el Papa, de ahí que pidió activar esta solidaridad "capaz de dar solidez, apoyo y sentido a estas horas en las que todo parece arruinado", invitándonos a pensar también en las necesidades de los demás.

Cuando finalizó la catequesis, saludó a los fieles de lengua española y oró por ellos diciendo: “Pido al Señor que nos conceda la gracia de una solidaridad guiada por la fe, para que el amor a Dios nos mueva a generar nuevas formas de hospitalidad familiar, de fraternidad fecunda y de acogida a los hermanos más frágiles, especialmente a los descartados por nuestras sociedades globalizadas. Que Dios los bendiga”. +