Martes 18 de junio de 2024

El prefecto del Dicasterio para el Clero envía una carta a todos los sacerdotes

  • 10 de junio, 2024
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
"Somos conscientes de los numerosos signos de fragilidad", señala el Card. You Heung Sik y alude a la falta de educación sobre los sentimientos y la afectividad o el analfabetismo emocional.
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En ocasión de la Jornada Mundial de Oración por la Santificación de los Sacerdotes, que desde 1995 la Iglesia celebra cada año en la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, el prefecto del Dicasterio para el Clero, cardenal Lazzaro You Heung Sik, publicó una carta a los sacerdotes del mundo, en la que define a esta Jornada como un “acontecimiento anual hermoso”. 

“Mucho se dijo y escrito sobre la importancia de la dimensión humana y de la madurez emocional en la vida del sacerdote”, señala el texto y completa: “También somos conscientes de los numerosos signos de fragilidad que aparecen en este ámbito”.

Asimismo, enumera algunas claves como la falta de educación sobre los sentimientos, calificado como “analfabetismo emocional” y la falta de afectividad.  

En este sentido, la carta hace un llamado a redescubrir la fuente de la verdadera alegría para “poder experimentar plenamente nuestra humanidad y nuestras relaciones”, y para ello alude a elementos como el arte, la música o la poesía que, asegura, “son frutos de la obra del espíritu resucitado que sopla donde quiere”.

Esta jornada se celebra además en la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, lo que el prefecto califica como una “preciosa oportunidad para recordar al mismo tiempo la miseria y la pequeñez de nuestro corazón”. 

“Precisamente en el vínculo entre esta solemnidad y la jornada queremos encontrar las motivaciones para revivir el don de Dios que está en nosotros, pidiendo la gracia de internalizar aún más en nosotros los mismos sentimientos del Corazón de Cristo y en nuestro estilo de vida”, señala. E invita a recurrir a él para ser capaces de “llamar y amar a cada uno por su nombre, especialmente a los perdidos, heridos o descarriados”.

De igual manera, el escrito recuerda que para cuidar de la humanidad no se puede “dejar de recurrir con confianza al Corazón Inmaculado de la Madre”, volcando nuestra confianza en ella y sabiendo que “tenemos en ella un espejo purísimo en el que satisfacer la nostalgia de un corazón libre”.

Por último, el prefecto reitera la necesidad de “implorar el don de muchas vocaciones al sacerdocio ministerial y a la vida consagrada” e invita a toda la comunidad a orar por los sacerdotes, apoyándolos con cercanía y cariño.+