El Papa reforma la Escuela de formación de los diplomáticos del Vaticano
- 15 de abril, 2025
- Ciudad del Vaticano (AICA)
Con un nuevo quirógrafo papal, el objetivo es ofrecer una formación más completa, práctica y al mismo tiempo espiritualmente sólida a los sacerdotes al servicio de la Iglesia universal.

Con un quirógrafo titulado El Ministerio Petrino, firmado por el Papa Francisco el 25 de marzo y publicado el 15 de abril, la Pontificia Academia Eclesiástica adquiere personalidad jurídica pública y otorgará títulos académicos de segundo y tercer ciclo en ciencias diplomáticas, como las demás universidades pontificias.
De este modo, la centenaria escuela de nuncios se convierte en un instituto académico de ciencias diplomáticas. Este cambio de estatus es inmediato, pleno y definitivo.
La creación de la Piazza della Minerva en Roma pasa a ser también parte integrante de la Secretaría de Estado en la que opera y en cuya estructura se inserta con especial capacidad.
Según un comunicado de la Santa Sede, esta decisión se enmarca en una visión más amplia de actualización y cualificación de los estudios eclesiásticos según parámetros internacionales de educación superior, como el Proceso de Bolonia.
En esta renovación, el Santo Padre llama la atención sobre la necesidad de un vínculo estrecho con las disciplinas eclesiásticas, los métodos de trabajo de la Curia romana, las necesidades de las Iglesias locales y, más ampliamente, con la obra de evangelización, la acción de la Iglesia y su relación con la cultura y la sociedad humana.
La doble misión eclesial y temporal de una diplomacia singular
La Pontificia Academia Eclesiástica ofrecerá así un programa de formación que integre competencias jurídicas, históricas, políticas, económicas y lingüísticas, con una sólida base científica. El objetivo es proporcionar a los estudiantes, que son jóvenes sacerdotes procedentes de diócesis de todo el mundo, una preparación completa y adecuada para la misión diplomática que les confió la Santa Sede.
Este itinerario formativo exige habilidades y capacidades interpretativas, una sólida aptitud de discernimiento y la disponibilidad para afrontar los desafíos de una Iglesia llamada a vivir de manera cada vez más sinodal. En este contexto, son esenciales cualidades personales como "la cercanía, la escucha, el testimonio coherente, el diálogo y la disposición fraterna, que hay que unir a la humildad y a la mansedumbre que caracterizan la vocación sacerdotal siguiendo el ejemplo del Buen Pastor", resumió este martes la Santa Sede.
El horizonte sigue siendo el de una acción diplomática inspirada en el Evangelio, capaz de construir puentes, superar obstáculos y promover caminos concretos de paz, libertad religiosa y cooperación entre las naciones.
Una preparación más adecuada a las necesidades de los tiempos
El quirógrafo del obispo de Roma recuerda que la misión confiada a los diplomáticos pontificios incluye también la representación del Papa ante las autoridades públicas en los países donde se ejerce el anuncio de la salvación; también en los territorios donde la Iglesia es una comunidad naciente; o bien en organismos internacionales donde, a través de sus representantes, la Sede de Pedro escucha los debates, evalúa sus contenidos y, a la luz de la propia dimensión ética y religiosa, propone una interpretación de los grandes temas que conciernen al presente y al futuro de la familia humana.
Para "cumplir adecuadamente sus funciones", el diplomático debe desarrollar un método de trabajo y un estilo de vida que le permitan comprender plenamente la dinámica de las relaciones internacionales e interpretar correctamente los objetivos y las dificultades que debe afrontar una Iglesia cada vez más sinodal, añadió el Sucesor de Pedro en este acto.
Citando la constitución apostólica Veritatis Gaudium sobre las universidades y facultades eclesiásticas publicada en 2018, el Papa explica que no se trata sólo de asegurar una formación académica y científica de alto nivel, sino también de que ésta constituya una acción eclesial llamada a la necesaria confrontación con la realidad de nuestro mundo "especialmente en una época como la nuestra marcada por rápidos, constantes y considerables cambios en el campo de la ciencia y de la tecnología".
Los estatutos de la Academia, antes llamada Academia de Nobles Eclesiásticos, fueron reformados por Pío VI en 1775, León XII en 1829 y León XIII en 1879. Allí estudiaron los papas Pío XII, Juan XXIII y Pablo VI y numerosos secretarios de Estado de la Santa Sede.+