El Papa agradeció a quienes ayudan a los enfermos de Sida
- 16 de noviembre, 2021
- Nueva York (Estados Unidos) (AICA)
El Santo Padre rindió tributo a los sacerdotes, religiosas y laicos que ayudaron a las víctimas del Sida cuando estalló esa epidemia en los Estados Unidos "arriesgando su profesión y reputación".
El papa Francisco escribió una carta a Michael O’Loughlin, corresponsal de la revista jesuita América y autor del libro “Hidden Mercy: AIDS, Catholics, and the Untold Stories of Compassion in the Face of Fear” (“Misericordia oculta: El sida, los católicos y las historias de compasión frente al miedo”), un ensayo próximo a publicarse sobre la labor de algunos representantes de la Iglesia durante el apogeo de la epidemia en Nueva York en los años 80 y 90.
“En lugar de la indiferencia, la alienación o la condena, estas personas se permitieron ser conmovidas por la merced del Señor y permitieron que ello se convierta en su obra de vida; una merced discreta, silenciosa y oculta, pero aun así capaz de sostener y restaurar la vida y la historia de cada uno de nosotros”, escribió el pontífice.
O’Loughlin publicó la carta de Francisco, fechada el 17 de agosto, en un artículo publicado el lunes en el New York Times, en el que recuerda sus tiempos como reportero católico gay y las tensiones en la década de los ochenta entre la jerarquía católica, la comunidad gay y los activistas.
En la carta, Francisco agradece a O’Loughlin “por iluminar estas vidas y por ser testigo de los muchos curas, hermanas religiosas y laicos que optaron por acompañar, apoyar y ayudar enfermos del VIH y del sida “arriesgando su profesión y reputación”.
Juicios y prejuicios
A principios de los años ochenta, cuando los científicos descubrieron en algunos pacientes de Estados Unidos la aparición de esta nueva y letal enfermedad, asintomática en sus primeras fases y altamente contagiosa, se extendió rápidamente el terror social y, en consecuencia, la discriminación y el estigma hacia los afectados, aunque sólo fuera potencialmente.
En Nueva York, donde el Sida era una de las principales fuentes de infección, las personas con la enfermedad eran a veces incluso rechazadas por los hospitales.
En medio de este clima de rechazo y miedo, la Madre Teresa de Calcuta intervino. En la Navidad de 1985, la religiosa albanesa, fundadora de las Misioneras de la Caridad, con el mismo espíritu con el que años antes había recogido a los leprosos, los "intocables" de la India, de las calles de Calcuta, se dirigió al entonces arzobispo de Nueva York, el cardenal Terence Cooke, para crear el Gift of Love, una estructura destinada a acoger y cuidar a los enfermos de Sida.
Años después, la propia santa misionera recordaba los primeros tiempos de aquel servicio: "Empezamos con quince camas para otros tantos enfermos, y los primeros internados fueron cuatro jóvenes a los que conseguí sacar de la cárcel porque no querían morir allí. Había preparado una pequeña capilla para ellos, para que estos jóvenes, que tal vez nunca habían estado cerca de Jesús o se habían alejado de Él, pudieran, si lo deseaban, acercarse de nuevo a Él.
"Poco a poco, gracias a Dios, sus corazones se fueron ablandando", contó la santa de Calcuta, relatando el encuentro con uno de los jóvenes que, en el último tramo de su enfermedad, tuvo que ser trasladado al hospital, pero le pidió que se quedara en la casa para permanecer cerca de ella y de Jesús, porque sus dolores de cabeza, espalda y extremidades le recordaban los azotes de Cristo crucificado.
Al de la Madre Teresa siguieron otros ejemplos -o incluso antes que ella- de religiosas, sacerdotes, religiosos y laicos que se dedicarondo a asistir y cuidar a los enfermos, sobre todo en los Estados Unidos especialmente en los años 1982-1996, cuando la epidemia alcanzó su punto máximo. Junto a esta labor de caridad, también tuvieron que librar una batalla contra los juicios y los prejuicios.+