Viernes 22 de noviembre de 2024

El Papa abogó desde Bahréin por "comprometernos seriamente con la paz"

  • 3 de noviembre, 2022
  • Awali (Reino de Bahréin) (AICA)
Primer discurso del papa Francisco en su visita apostólica a Bahréin dirigido a las autoridades, Sociedad Civil y Cuerpo Diplomático del país en el palacio.
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“Estoy aquí como creyente, como cristiano, como hombre y peregrino de paz, porque hoy más que nunca estamos llamados, en todo el mundo, a comprometernos seriamente por la paz”, así manifestó el papa Francisco el objetivo de su visita apostólica al Reino de Bahréin, del 3 al 6 de noviembre, la primera que realiza un pontífice a ese país, en su primer discurso dirigido a las autoridades, sociedad civil y Cuerpo Diplomático en el Palacio Real Sakhir, en presencia del rey Hamad bin Isa bin Salman Al Khalifa.

Asimismo, destacó que este viaje supone “una etapa preciosa en el proceso de amistad que se intensificó en los últimos años con diversos jefes religiosos islámicos. Un camino fraterno que, bajo la mirada del cielo, quiere favorecer la paz en la tierra”.

El Papa se refirió a un árbol típico del país, “una acacia majestuosa, que sobrevive desde siglos en una zona desértica, donde las lluvias son muy escasas”. 

“Parece imposible que un árbol tan longevo resista y prospere en tales condiciones. Según dicen, el secreto está en las raíces, que se extienden por decenas de metros bajo el suelo, alcanzando depósitos de agua subterráneos”, dijo el Papa. 

A partir de la imagen de las raíces de la acacia, el papa Francisco señaló que Bahréin “fue siempre lugar de encuentro entre poblaciones diversas. En estas islas -explicó el pontífice-, se ve una sociedad heterogénea, multiétnica y multirreligiosa, capaz de superar el peligro del aislamiento”. 

Para el Santo Padre, “los numerosos grupos nacionales, étnicos y religiosos que aquí coexisten testimonian que se puede y se debe convivir en nuestro mundo, convertido desde hace décadas en una aldea global en la que, a pesar de dar por sentada la globalización, es todavía desconocido en muchos sentidos ‘el espíritu de la aldea’”.

Derecho a la vida
El Santo Padre agradeció por las conferencias internacionales y por las oportunidades de encuentro que este Reino organiza y fomenta, “centrándose especialmente en el respeto, la tolerancia y la libertad religiosa". “Son temas esenciales -subrayó- reconocidos por la Constitución del país que establece que no debe haber discriminación por motivos de sexo, origen, idioma, religión o creencias, que la libertad de conciencia es absoluta y que el Estado protege la inviolabilidad del culto”. 

Francisco deseó que todos estos compromisos “se traduzcan constantemente en la práctica, para que la libertad religiosa sea plena y no se limite a la libertad de culto; para que se reconozca concretamente la igualdad de dignidad y la igualdad de oportunidades para cada grupo y cada persona; para que no haya discriminación y no se vulneren, sino que se promuevan los derechos humanos fundamentales”. 

“Pienso -destacó Francisco- ante todo en el derecho a la vida, en la necesidad de garantizarla siempre, incluso respecto de los castigados, cuya existencia no puede ser eliminada”.

Esparcir aguas de fraternidad
Y añadió: “Asistimos con preocupación al crecimiento, a gran escala, de la indiferencia y el recelo mutuo, la ampliación de rivalidades y conflictos que se esperaban superados, el populismo, el extremismo y el imperialismo que ponen en riesgo la seguridad de todos”, denunció. 

“A pesar de los progresos y de muchos logros civiles y científicos, la distancia cultural entre las diversas partes del mundo es cada vez mayor y las oportunidades beneficiosas de encuentro son precedidas por actitudes perversas de confrontación”, estigmatiza Francisco. 

“Pensemos en lugar del árbol de la vida y en los áridos desiertos de la convivencia humana distribuyamos el agua de la fraternidad”, la invitación a contracorriente del Papa: “¡No permitamos que se evapore la posibilidad del encuentro entre civilizaciones, religiones y culturas, no permitamos que se sequen las raíces de lo humano! ¡Trabajamos juntos, trabajamos por el todo, por la esperanza!”. 

Condiciones laborales seguras
El papa destacó también que “cerca de la mitad de la población residente es extranjera y trabaja de modo notable por el desarrollo de un país en el que, aun habiendo dejado la propia patria, se siente en casa”.

En este sentido, el pontífice se refirió a la crisis laboral mundial y pidió “que se garanticen en todas partes condiciones laborales seguras y dignas del hombre, que no impidan sino que favorezcan la vida cultural y espiritual; que promuevan la cohesión social, en favor de la vida común y del mismo desarrollo de los países”.

“Sin embargo, no podemos olvidar que en nuestro tiempo todavía hay demasiada falta de trabajo, y demasiado trabajo deshumanizador”, denunció: “esto no sólo implica graves riesgos de inestabilidad social, sino que representa un atentado a la dignidad humana”. De hecho, para Francisco “el trabajo no es sólo necesario para ganarse la vida, es un derecho indispensable para desarrollarse plenamente y configurar una sociedad a escala humana”. 

“Desde este país, atractivo por las oportunidades de trabajo que ofrece, quisiera recordar la emergencia de la crisis mundial del trabajo”, es el llamamiento del Papa: “muchas veces el trabajo, valioso como el pan, falta; y frecuentemente es pan envenenado, porque esclaviza. En ambos casos, ya no está en el centro el hombre, que desde el fin sagrado e inviolable del trabajo se reduce a un medio de producir dinero. Por lo tanto, deben garantizarse en todas partes condiciones de trabajo seguras y dignas del hombre, que no obstaculicen, sino que favorezcan la vida cultural y espiritual; que promuevan la cohesión social, en beneficio de la vida común y del propio desarrollo de los países”, exhortó. 

Bahréin "puede ser un faro en la promoción de derechos y condiciones justas y cada vez mejores en toda la zona para los trabajadores, las mujeres y los jóvenes, al mismo tiempo que garantiza el respeto y la atención a quienes se sienten más al margen de la sociedad, como los migrantes y presos”, el Papa.

El dolor de la guerra
El papa Francisco recordó que “hoy asistimos, cada día más, a acciones y amenazas de muerte. Pienso, en particular, en la realidad monstruosa e insensata de la guerra, que siembra destrucción en todas partes y erradica la esperanza”. 

“En la guerra emerge el lado peor del hombre: el egoísmo, la violencia y la mentira. Sí, porque la guerra, toda guerra, representa también la muerte de la verdad. Rechacemos la lógica de las armas e invirtamos la ruta, convirtiendo los enormes gastos militares en inversiones para combatir el hambre, la falta de asistencia sanitaria y de instrucción”, pidió a continuación. 

Asimismo, aseguró tener el corazón “lleno de dolor por tantas situaciones de conflicto. Mirando a la Península arábiga, cuyos países deseo saludar con cordialidad y respeto, dirijo un pensamiento especial y apenado a Yemen, martirizado por una guerra olvidada que, como toda guerra, no conduce a ninguna victoria, sino sólo a amargas derrotas para todos”.+