Viernes 29 de marzo de 2024

El crucifijo del siglo XIV recién restaurado será expuesto en el Jubileo de los reclusos

  • 7 de noviembre, 2016
  • Ciudad del Vaticano
El crucifijo del siglo XIV, el más antiguo de la Basílica de San Pedro y recientemente restaurado, será exhibido por primera vez en siglos para la veneración de los fieles el próximo domingo 6 de noviembre, durante el Jubileo de los Presos como "un bello signo de esperanza y un mensaje de misericordia". Tras esta celebración, la imagen será instalada en la Capilla del Santísimo Sacramento de la basílica de San Pedro como "memoria perpetua del Jubileo de la Misericordia". El Cristo será colgado de forma que los fieles, al entrar, se encuentren con la mirada de Jesucristo en el momento en que se entregaba en favor de la humanidad.
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"Es un crucifijo de madera del siglo XIV que, exceptuado el primer Jubileo del año 1300 convocado por el papa Bonifacio VIII, estuvo presente en todos los Jubileos de la historia hasta hoy", explicó monseñor Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, al explicar a la prensa el programa del jubileo de los reclusos y la misa que presidirá el Santo Padre el domingo. Monseñor Fisichella añadió: "Al lado de la cruz, estará expuesta la imagen de Nuestra Señora de la Merced, patrona de los presos; el niño Jesús tiene en sus manos las esposas abiertas como un símbolo de libertad y confianza.

El pasado 28 de octubre, el arciprestre de la basílica de San Pedro, cardenal Angelo Comastri, en una conferencia de prensa expresó: "Descubrimos un tesoro escondido bajo el polvo de varios siglos". El hallazgo es un notable crucifijo con una escultura de más de dos metros de altura, elaborado por un escultor desconocido de "talento artístico excepcional" en algún momento de inicios del siglo XIV.

Este Cristo es el más antiguo de la basílica y fue venerado en la edificación original del S. IV y transferido a la nueva basílica cuando su edificación concluyó en 1620. La documentación hallada por la Santa Sede afirma que la imagen fue ampliamente venerada en cada una de las ubicaciones en las cuales sirvió al Culto Divino. La imagen sobrevivió al Saqueo de Roma en 1527 y a la acción de las termitas, que en 700 años le hicieron un daño considerable que fue centro de labores de restauración que en su tiempo se realizó con rellenos de tela y refuerzos de estuco y lienzo, así como un tratamiento que oscureció su figura. En 1749 fue removido de su lugar para ser reemplazado por la escultura La Piedad, obra maestra de Miguel Ángel, y tras varias reubicaciones terminó siendo reservado en una capilla cerrada.

Una reforma posterior instaló un elevador en esa capilla para conectar la basílica de San Pedro con la residencia papal del Palacio Apostólico, por lo cual la imagen quedó relegada. "Oscurecida y confinada en un lugar olvidado y casi inaccesible, fue olvidada por muchos y en cierto sentido arrebatada a la devoción de los fieles", comentó en la rueda de prensa monseñor Vittorio Lanzani, secretario de la Fábrica de San Pietro, responsable del mantenimiento de la basílica.

La Basílica adelantó planes de restauración de la imagen para el Año de la Misericordia, requiriéndose 15 meses de complejo trabajo. Las labores, financiadas por los Caballeros de Colón, incluyeron el uso de láser térmico para separar las capas de pintura, solventes de alta tecnología para las sustancias específicas empleadas en la imagen. Los restauradores identificaron nueve capas diferentes de pinturas, barnices y recubrimientos en el cuerpo y 15 capas en la talla de la vestimenta de lino. Los daños causados por las termitas fueron rellenados con un material adhesivo, reemplazaron una cuerda pintada puesta sobre la cabeza del Cristo con una corona de espinas con espinas reales. La cruz original, perdida tiempo atrás fue reemplazada con una nueva elaborada en la Fábrica con madera proveniente de las inmediaciones de un Santuario mariano en el centro de Italia. +