Jueves 18 de abril de 2024

Dia Mundial contra la Trata: Un pecado y un delito que clama al cielo

  • 30 de julio, 2020
  • Bogotá (Celam) (AICA)
El presidente del Celam, monseñor Miguel Cabrejos, hizo público un mensaje dónde invita, junto con toda la Iglesia a luchar contra la trata de personas.
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“Luchar contra este pecado y delito que clama al cielo y destruye vidas”, es la invitación que hace el presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, en su mensaje, hecho público hoy, con ocasión del Día Mundial contra la Trata de Personas.

Monseñor Cabrejos declaró que la Iglesia “comparte el dolor de estos hermanos y hermanas” que se encuentran atrapados “en esta nueva forma de esclavitud”, que han sido engañados, “tentados por falsas ofertas de trabajo” o de una vida mejor, cayendo en redes “de explotación sexual o laboral”, de donde difícilmente se puede salir.

Sin duda alguna, la crisis sanitaria de Covid-19 ha provocado que “la vulnerabilidad de estas personas” aumente, reduciendo en gran medida las posibilidades de que encuentren ayuda y libertad. Ante esta grave situación, el presidente del CELAM hace suyas las palabras del papa Francisco: “La trata, en efecto, desfigura la humanidad de la víctima, ofendiendo su libertad y su dignidad. Pero, al mismo tiempo, deshumaniza a quienes la llevan a cabo, negándoles el acceso a la vida en abundancia. La trata, en fin, daña gravemente a la humanidad en su conjunto, destrozando a la familia humana y al Cuerpo de Cristo”.

Finalmente, el prelado hace un llamado a las autoridades, a trabajar “en la implementación de medidas urgentes y específicas que auxilien y ayuden a las víctimas de este delito”, proporcionándoles ayuda urgente mediante “campañas de sensibilización, denuncia, refugios, líneas de apoyo y un debido acceso a la justicia”. 

Del mismo modo, se dirige a las “instituciones y organizaciones de la sociedad civil para que sigan protegiendo a los más jóvenes e indefensos de toda familia, incluso a través de las redes sociales y el Internet, donde los explotadores se esconden impunemente en el anonimato”. +