Jueves 21 de noviembre de 2024

Declaración conjunta de organizaciones eclesiales por la Jornada del Migrante

  • 20 de septiembre, 2023
  • Roma (Italia) (AICA)
Comunicado de Red Clamor, Red África-Europa para la Movilidad Humana (RAEMH) y Cáritas Internacional por la 109ª Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, a celebrarse este 24 de septiembre.
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“Libres de elegir si migrar o quedarse”, se titula la declaración conjunta suscripta por Clamor -la Red eclesial de migración, trata, refugio y desplazamiento-, la Red África-Europa para la Movilidad Humana (RAEMH) y Cáritas Internacional, con motivo de la 109ª Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, a celebrarse este 24 de septiembre.

Las tres instituciones recordaron que, este año, el Papa Francisco ha centrado su mensaje “en el derecho de toda persona a elegir si migrar o quedarse, en el pleno respeto de su dignidad humana. Estos son principios rectores que, inspirados en la doctrina social de la Iglesia, guían nuestro compromiso diario con las comunidades y las personas en situación de movilidad”.

Indicaron, con datos del Informe sobre Tendencias Mundiales 2023 del ACNUR, que “108,4 millones de personas fueron desarraigadas por la fuerza de sus hogares, como consecuencia de persecuciones, conflictos, violencia, violaciones de los derechos humanos y otros eventos, a finales de 2022”, lo que significa un aumento del 21% respecto a 2021.

Frente a este complejo contexto para conseguir soluciones duraderas, la Jornada será “esencial para dar una respuesta basada en los derechos a largo plazo a la legítima demanda de toda persona para una vida digna”.

El derecho a no migrar
Las organizaciones hacen un llamado para “transformar las estructuras sociales y políticas que lleva a a las personas a una lucha por la supervivencia y a su rechazo”, en especial, “a los responsables de la toma de decisiones y a otras partes interesadas, para que vuelvan a centrar las políticas de los Estados y el cuidado de las comunidades en la acogida, la protección, la promoción y la plena integración de las personas desplazadas”.

Reconocieron la generosidad con la que “muchos países del Sur Global acogen, hospedan y ayudan a la gran mayoría de las personas que se desplazan, a pesar de sus propios retos económicos y de desarrollo”.

Y, como lo hizo Jesús, “estamos llamados a comprender, empatizar y apoyar a quienes emigran”, ya que´Él se identificaba con los que “se quedaban atrás y acogía a los que daban de comer al hambriento, de beber al sediento, de abrigar y acoger al emigrante”.

El derecho a permanecer en el propio país significa que “se garantizan las condiciones sociales, laborales y de desarrollo humano de las personas en sus lugares de origen. Implica un compromiso multilateral y es una clara expresión de justicia social”.

A pesar de todo el “derecho a quedarse, a no migrar” aún sigue sin reconocerse en las legislaciones nacionales y hay muchos ejemplos que ilustran hasta qué punto se incumple, por lo cual aumentaron “los desplazamientos forzados en las últimas décadas, lo que muestra cómo esos derechos se violan sistemáticamente”.

Análisis de las causas
Las tres instituciones mencionadas hicieron, asimismo, un análisis de las causas de la migración en el mundo; por ejemplo, en América Latina y el Caribe, “las actividades mineras nacionales y multinacionales no reguladas y a menudo patrocinadas por el Estado están amenazando el hábitat y expulsando a las comunidades indígenas de sus tierras ancestrales”.

En ese sentido, indicaron que la mala gestión de los gobiernos y las políticas económicas que ensanchan la brecha entre ricos y pobres “provocan una reducción de los ingresos y un aumento del desempleo y de la tasa de pobreza en varios países de la región”.

Por otra parte, indicaron que en África, en la periferia del Sáhara, “la inseguridad generalizada vinculada a los conflictos y a las amenazas terroristas, unida al impacto del cambio climático y a la inseguridad alimentaria, empuja a la población a vagar sin perspectivas de encontrar refugio en otro territorio dispuesto a acogerlos a largo plazo”.

También, recordaron: “El Medio Oriente – Siria y Yemen en particular– está en el centro de intereses geopolíticos que han alimentado conflictos e impedido caminos de paz, así como el retorno seguro de los refugiados y desplazados internos a sus hogares”.

De la misma manera, expresaron que, en Asia, la falta de una acción climática audaz por parte de la comunidad internacional fomenta las actividades humanas depredadoras, como la minería a cielo abierto y otros proyectos de desarrollo a gran escala, llevados a cabo sin consultar a las comunidades locales, los cuales “han aumentado el número y la intensidad de los fenómenos climáticos extremos de aparición rápida y lenta, y están provocando una degradación generalizada del medio ambiente”.

En ese mismo sentido, en las islas del Sur del Pacífico “el cambio climático provocó la subida del nivel del mar y el calentamiento de los océanos y, por tanto, la erosión de las costas y la desaparición de varias islas. Por ello, muchas poblaciones costeras se vieron obligadas a abandonar sus hogares, perdiendo sus tierras y medios de subsistencia, así como su patrimonio cultural ancestral”.+