Jueves 28 de marzo de 2024

Curas villeros agradecen a los vecinos su compromiso solidario

  • 7 de octubre, 2020
  • Buenos Aires (AICA)
En una carta, destacan que se hayan puesto "la patria al hombro", trabajando juntos, con "espíritu de vecindario" y apostando a "la "fuerza del nosotros". Bendicen imagen del padre Mugica
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Los sacerdotes que trabajan en villas porteñas y del conurbano bonaerense hicieron hoy un reconocimiento público al compromiso solidario de los vecinos de los barrios populares durante la pandemia.

El acto se realizó este mediodía en el Barrio 31 de Retiro y pudo seguirse en vivo por las redes sociales Pastoral Villera y Curas  Villeros

Los curas villeros agradecieron a la solidaridad de los vecinos de los barrios populares mediante una carta, en la que destacan especialmente que se hayan puesto “la patria al hombro, en este tiempo de pandemia”.

Previamente, el obispo auxiliar de Buenos Aires y asesor de los curas villeros, monseñor Gustavo Carrara, rezó por los vecinos de las villas fallecidos a causa del coronavirus.

“Donde hay amor hay lugar para la esperanza y esto lo hemos visto en las mil y una maneras de arremangarse para trabajar por los otros, con sentido de construcción de comunidad”, valoran en el documento

Asimismo, subrayan “ese apostar a la ‘fuerza del nosotros’ como respuesta a la ‘cultura del yo’ que mira únicamente a la satisfacción de los propios intereses”.

“Se ha traducido concretamente en la participación de muchos de ustedes en las actividades parroquiales que se reconfiguraron para ponerse al servicio de los barrios, en el compromiso concreto en las organizaciones sociales, en los comedores comunitarios, en los merenderos y ollas que se abrieron en la emergencia en muchas casas”.

Los curas villeros recuerdan que el papa Francisco “reza por ustedes y los alienta: ‘pueden hacer mucho. Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho’. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas, en la búsqueda cotidiana de las tres T”.

“Queremos que sepan que Jesús los mira, los valora, los reconoce y fortalece en su opción por la fraternidad. Los invitamos hoy, a encender una vela, en los altarcitos de nuestras casas y de nuestros centros comunitarios, pidiendo a la Virgen que reciba en el Cielo a los vecinos y vecinas fallecidos por el Covid, y que alcance su consuelo maternal a sus familias. Dios te salve María…”, concluyen.

En este marco, monseñor Carrara y los sacerdotes de las villas bendijeron una efigie del presbítero Carlos Mugica, obra del artista plástico argentino Alejandro Marmo.

¿Por qué de la fecha elegida?
Los curas villeros explican que eligieron el 7 de octubre, porque hace 90 años nació el padre Mugica, quien trabajó, vivió y murió en la Villa 31.

“Hoy es su cumpleaños, día de festejo y agradecimiento en el barrio por el don de la vida”, destacan.

“El padre Carlos fue testimonio inspirador y fundante para varias generaciones de sacerdotes y para el actual Equipo de Sacerdotes de Villas y Barrios Populares de la Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires”, subrayan.

Texto de la carta
Queridos vecinos y vecinas de las villas y barrios populares, con la alegría de acompañarlos como curas,  les  acercamos esta sencilla carta. 

Lo hacemos este 7 de octubre, en el día que se cumplen 90 años del nacimiento del padre Carlos Mugica. Él, junto a sus hermanos sacerdotes que hoy nos acompañan desde el Cielo, como por ejemplo, los padres Rodolfo Ricciardelli, Daniel de la Sierra, Héctor Botán, Jorge Vernazza,  siempre se mostraron agradecidos y fortalecidos por la fe fraterna vivida en los barrios. Lo mismo el padre Bachi al que hace poco con dolor despedimos.

Compartimos el testimonio que da el padre Vernazza y que hacemos nuestro, ya que el vivir junto a ustedes, es una bendición para nuestro sacerdocio: “Para mí lo más importante es el contacto con los pobres. El trabajo en la villa me dio esta gran oportunidad. Me ayuda a mantenerme en un espíritu de pobreza, de simplicidad de vida; me pone frente a la situación más clara de tener que estar al servicio de otro y no de mí mismo. El contacto con quienes además de ser pobres se reconocen como tales, favoreció y enriqueció mi sacerdocio. Son ellos los más preparados para recibir la Buena Noticia.”

Como curas, queridos vecinos y vecinas,  aprendemos de ustedes acerca de la fe y de su lucha cotidiana por una vida con dignidad.  Un cura aprende entre los sencillos y humildes que nuestra frágil fe, se apoya en la fe de nuestra Madre la Virgen, en la fe de nuestros hermanos mayores los santos. Que en un sentido nosotros creemos porque esta inmensa cantidad de testigos cree y nos invita a fijar la mirada en Jesús (cf. Hb. 12, 1-2). Un cura aprende a su vez entre los pobres y sufrientes que la fe obra por el amor (cf. Gal. 5,6). Y que esta acción que nos hace más semejantes a Dios, se llama misericordia (cf. Lc. 10,25-37). Y que la misericordia es el primer paso y la meta de todos los caminos de Dios.

Hoy especialmente queremos agradecerles cómo se han puesto la patria al hombro, en este tiempo de pandemia que estamos viviendo.  Nos han vuelto a recordar que “Nadie puede pelear la vida aisladamente. […] Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante. ¡Qué importante es soñar juntos!”1 

Donde hay amor hay lugar para la esperanza y esto lo hemos visto en las mil y una maneras de arremangarse para trabajar por los otros, con sentido de construcción de comunidad. “En algunos barrios populares, todavía se vive el espíritu del “vecindario”, donde cada uno siente espontáneamente el deber de acompañar y ayudar al vecino. En estos lugares que conservan esos valores comunitarios, se viven las relaciones de cercanía con notas de gratuidad, solidaridad y reciprocidad, a partir del sentido de un “nosotros” barrial.”2 

Ese apostar a la “fuerza del nosotros” como respuesta a la “cultura del yo” que mira únicamente a la satisfacción de los propios intereses, se ha traducido concretamente en la participación de muchos de ustedes en las actividades parroquiales que se reconfiguraron para ponerse al servicio de los barrios, en el compromiso concreto en las organizaciones sociales, en los comedores comunitarios, en los merenderos y ollas que se abrieron en la emergencia en muchas casas. 

El papa Francisco reza por ustedes y los alienta: “Pueden hacer mucho. Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas, en la búsqueda cotidiana de «las tres T» ¿De acuerdo?  (trabajo, techo, tierra) y también, en su participación protagónica en los grandes procesos de cambio. Cambios nacionales, cambios regionales y cambios mundiales. ¡No se achiquen!”3

Como curas, queremos que sepan que Jesús los mira, los valora, los reconoce y fortalece en su opción por la fraternidad. Los invitamos hoy, a encender una vela en los altarcitos de nuestras casas y de nuestros centros comunitarios, pidiendo a la Virgen que reciba en el Cielo a los vecinos y vecinas fallecidos por el covid, y que alcance su consuelo maternal a sus familias. Dios te salve María…+