Viernes 29 de marzo de 2024

Cuando sea sí, que sea sí; cuando sea no, que sea no

  • 19 de febrero, 2020
  • Avellaneda (Buenos Aires) (AICA)
"¡Qué cosa simple es la Palabra y la enseñanza del Señor!"
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Al compartir sus reflexiones sobre el Evangelio del VI domingo “durante el año”, el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, recordó que antes “la palabra de una persona era más fuerte que la firma de un cheque. Hoy la palabra no tiene sostén. Hoy se dice cualquier cosa. Y aconsejó que cuando sea sí, que sea sí, y que cuando sea no, que sea no”.



“¡Qué cosa simple es la Palabra y la enseñanza del Señor!, expresó. Las cosas no son las cosas externas, no son las que aparecen, no son las fotos. Son las motivaciones principales que cada uno tenga. Y en las motivaciones principales se anidan todas las cosas”.



“No mancha lo que entra de afuera, más bien mancha, si es malo, lo que sale del corazón: con la mala intención, con la perversión, con una mirada fea, egoísta. Esas cosas, aunque no se cometan, si están asentidas y consentidas en el interior, ya tienen moralidad, ya tienen ética”.



“Muchas veces –prosigió reflexionando- tratamos a las personas como cosas, porque no sabemos mirar, porque no sabemos tratar, porque no sabemos querer. Por eso hay fracasos en los matrimonios: porque todo está supeditado al gusto, a la sensibilidad, a la genitalidad, a esas cosas pasajeras y nada más. Lo importante son las cosas esenciales. Querer el bien del otro y tratar al otro como otro. Querer su bien en serio, aunque yo esté o no esté.



Hay que pedirle al Señor ser maduros, ser profundos. A veces los años, o las canas aunque se puedan teñir, no nos dan madurez. Hay mucha gente grande que reacciona con mucha inmadurez. La presencia del Señor y la Verdad, hacen que nos ubiquemos en tres cosas fundamentales: en la justicia, en la misericordia y en la fe. Esos son los caminos que tenemos que recorrer. Ser justos, ser misericordiosos y vivir en la fe. Y que nuestras palabras sean sostenidas por el testimonio.



En la última parte de sus reflexiones, monseñor Frassia expresó: “Antiguamente la palabra de una persona era más fuerte que la firma de un cheque. Hoy la palabra no tiene sostén. Se dice cualquier cosa. Y aconsejó que sea sí cuando es sí y que sea no cuando es no. Lo demás es lo demás”.+