Jueves 21 de noviembre de 2024

Crece el número de católicos en cuatro continentes, bajan los sacerdotes

  • 23 de octubre, 2022
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Las "Estadísticas de la Iglesia Católica", muestran que África es el que registra el mayor número de variaciones positivas respecto al año anterior y también respecto a los demás continentes.
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Los católicos aumentaron hasta los 1.359 millones en 2020 -el 17,73 % de la población mundial-, 5 millones más que en 2019, según se desprende del Anuario Estadístico de la Iglesia, publicado por la Agencia Fides con motivo de la 96 Jornada Mundial de las Misiones, que se celebra este domingo 23 de octubre.

Las estadísticas, actualizadas al 31 de diciembre de 2020, revelan incrementos de católicos en los cinco continentes: África (5.290.000 más), América (6.463.000 más), Asia (2.731.000 más) y Europa (734.000 más). Pero, el número total de sacerdotes disminuyó hasta los 410.219 (4.117 menos). El mayor descenso se produjo en Europa, con 4.374 menos, seguida de América (1.421 menos) y Oceanía (104 menos), mientras que en África y Asia se registró un incremento, con 1.004 y 778 más, respectivamente. Por su parte, el número de los obispos fue de 5.363 en 2020, uno menos que en 2019.

También se confirma la tendencia decreciente del número de religiosas, que se redujo hasta las 619.546 (10.553 menos) que el año anterior, siendo Europa (8.852 menos), América (4.326 menos) y Oceanía (242 menos) donde se notó este descenso, frente a los aumentos en África (2.503 más) y Asia (364 más).

Además, las integrantes de los institutos seculares femeninos fueron 19.966 en 2020, lo que supuso un descenso de 947 personas. Por otro lado, los diáconos permanentes aumentaron en 397, hasta los 48.635, y los religiosos no sacerdotes en 274, hasta los 50.569.

En lo que se refiere a los misioneros laicos, se produjo un incremento global de 3.121, alcanzando el número de 413.561, gracias fundamentalmente a Asia (4.114 más), América (3.535 más) y África (559 más).

Además, los seminaristas mayores, diocesanos y religiosos, disminuyeron en 2.203 hasta los 111.855. Crecieron en África (907 más) y se redujeron en América (1.261 menos), Asia (1.168 menos), Europa (680 menos) y Oceanía (1 menos).

Educación y asistencia
En el ámbito educativo, la Iglesia administra en el mundo 72.785 escuelas infantiles, a las que acuden 7.510.632 alumnos; 99.668 escuelas primarias con 34.614.488 alumnos y 49.437 institutos de secundaria con 19.252.704 alumnos. A estos se suman 2.403.787 en escuelas superiores y 3.771.946 en universidades.

Entre los recursos asistenciales, cuenta con 5.322 hospitales, 14.415 dispensarios, la mayor parte en África (4.956) y América (3.785); 534 leproserías, principalmente en Asia (265) y África (210); 15.204 casas para ancianos, enfermos crónicos y discapacitados la mayor parte en Europa (7.953); 9.230 orfanatos en su mayoría en Asia (3.201); 10.441 guarderías; 10.362 consultorios matrimoniales; 3.137 centros de educación o reeducación social y 34.291 instituciones de otro tipo.

La Iglesia en África en constante crecimiento
Las "Estadísticas de la Iglesia Católica", muestran que África es el continente que registra el mayor número de variaciones positivas respecto al año anterior y también respecto a los demás continentes.

En África, los católicos aumentaron de 5.290.000 unidades, alcanzando la cifra de 256.840.000. El número total de sacerdotes, diocesanos y religiosos, aumentó de 1.004 hasta alcanzar los 50.465. Los religiosos no sacerdotes también aumentaron de 103 miembros, hasta llegar a 9.188, y los religiosos de 2.503, alcanzando un total de 79.557. 

También aumentaron los miembros de los institutos seculares femeninos (+60 con un total de 1.262), los misioneros laicos (+559 con un total de 8.561) y los catequistas (+14.766 con un total de 453.985). El número de seminaristas, tanto diocesanos como religiosos, creció: los seminaristas mayores son 33.628, un aumento de 907, y los menores 52.411, un aumento de 375. Los únicos descensos leves en el continente se dan en el número de obispos (-2, religiosos), diáconos permanentes (-40) y miembros de institutos religiosos masculinos (-14).

Sin embargo, la tendencia en África no es nueva, ya que se mantiene estable desde hace algunos años, aunque con variaciones que no cambian sustancialmente el panorama. 

Un continente de primera evangelización, todavía encomendado a la solicitud del Dicasterio Misionero y al apoyo de las Obras Misionales Pontificias, expresa así la vitalidad de la Iglesia en contextos que parecerían estar en total contraste con el florecimiento de las palabras del Evangelio: guerras, emigración, hambre, corrupción, tráfico de personas, terrorismo, secuestros, violencia…

En la lógica humana, estas situaciones deberían llevar fácilmente, sobre todo a los jóvenes, a endurecer sus corazones, a responder con la fuerza y la violencia para asegurar el dominio sobre los demás a toda costa. En cambio, sucede que en la vida de muchos jóvenes prevalecen otros factores más convincentes. El espectáculo de la fe, la esperanza y la caridad, encontrado en la rutina diaria de su vida familiar y comunitaria, atrae sus corazones por caminos de alegría y gratuidad.

“Los lugares de origen de los jóvenes que llegan a los seminarios a menudo son rurales o modestos, de familias sencillas y de situación material humilde -explica a la Agencia Fides el padre Guy Bognon PSS, originario de Benín, secretario general de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol-. Algunos de estos jóvenes experimentan la pobreza, se hacen sensibles al sufrimiento de los indigentes, de los enfermos, de los sin voz, de los abandonados, de los humillados, y sienten en lo más profundo de su ser la llamada a consagrar totalmente su vida al servicio de estas personas. Habiendo experimentado el dolor de las situaciones difíciles, adquirieron la capacidad de silencio, de reflexión, de cultura personal, de vida espiritual, de oración. Están más dispuestos a escuchar la discreta y suave llamada de Dios que pide su disponibilidad”.

No faltan, en el contexto eclesial africano, luces y sombras, situaciones difíciles o contrastadas, pero tampoco comunidades cristianas en las que estos retos se afrontan con fe, se viven con fervor, con alegría, sin complejos, sin vergüenza. 

“En estas comunidades, la gente cree en la Iglesia católica y en sus enseñanzas sin tratar de tomar sólo lo que les gusta, lo que nos apacigua, rechazando fácilmente y sin escrúpulos lo que consideramos difícil, duro o anticuado”, subraya el padre Bognon. En este contexto, los agentes de pastoral, los sacerdotes, los religiosos y las religiosas dialogan fácilmente con los jóvenes, haciendo crecer en ellos, a través del testimonio de vida, la idea de que una experiencia en la Iglesia no limita su libertad, sino que la enriquece y les ayuda a realizarla más plenamente. Y los jóvenes son el presente y el futuro de la Iglesia, no sólo en África".+