Viernes 29 de marzo de 2024

Con solemnes ritos fue dedicada una iglesia salteña

  • 21 de octubre, 2021
  • Salta (AICA)
El arzobispo de Salta, Mons. Mario Cargnello, dedicó el altar y el templo parroquial del Sagrado Corazón de Jesús del barrio Castañares.
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El domingo 17 de octubre, a las 9, el arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello, presidió una santa misa en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús del Barrio Castañares de la ciudad de Salta, en la que con un solemne rito dedicó el altar y el templo parroquial. La eucaristía fue concelebrada por el párroco, presbítero Vicente Rodríguez Ortega.

"La dedicación del templo del Sagrado Corazón de Jesús, del Barrio Castañares, constituyó un motivo de alegría y acción de gracias, e impulsará aún más la labor comunitaria y de presencia de Dios en nuestro barrio", expresó el párroco, y agregó: "Como afirma una de las antífonas del rito, la iglesia material es símbolo y memoria de la Iglesia como cuerpo místico de Cristo: Son templo de Dios y el Espíritu de Dios habita en ustedes. El santuario de Dios es sagrado y ustedes son ese santuario".

Significado y rito de la dedicación de una iglesia
Todos los ritos de la solemne dedicación de una iglesia tienen por finalidad preparar el altar para disponerlo a ser lugar de sacrificio y mesa del Señor, el lugar donde se celebra la Eucaristía que es el sacramento del sacrificio de Cristo y el alimento del pueblo de Dios.

Todo recinto sagrado católico existe para reunir a los fieles en los actos de culto y la adoración comunitaria de la Santísima Trinidad. Por tratarse de lugares en los que Dios tiene su morada y los sacerdotes renuevan el sacrificio de Cristo en la cruz, la Iglesia dispuso una liturgia solemne de dedicación para agradecer al Señor, «porque en esta casa que nos has permitido edificar y en la que no cesas de favorecer a esta familia tuya que peregrina hacia ti, simbolizas el misterio de tu comunión con nosotros y admirablemente lo realizas».

Por otro lado, y en sintonía con una antigua costumbre ligada íntimamente con la devoción popular, los recintos dedicados al culto suelen estar encomendados específicamente a una advocación de la Santísima Virgen, a un símbolo de la fe o a un santo, que interceden ante Dios para que la labor apostólica del recinto dé frutos abundantes.

La misa de dedicación de una iglesia incluye:

Ritos Iniciales: Se hacen en la forma acostumbrada, pero, en lugar del acto penitencial, el obispo bendice el agua y rocía con ella al pueblo y el nuevo altar.

Liturgia de la Palabra: Puede constar de tres lecturas conforme a las rúbricas. Después de las lecturas, el obispo hace la homilía. Terminada la homilía, se dice el Credo. La oración universal o de los fieles se omite, ya que en su lugar se cantan las letanías de los santos.

Colocación de las Reliquias de los Santos: Con ella se expresa que todos los que han sido bautizados en la muerte de Cristo, y especialmente los que han derramado su sangre por el Señor, participan de la pasión de Cristo.

Oración de Dedicación y Unción del Altar: La celebración de la eucaristía es el rito máximo y el único necesario para dedicar un altar; no obstante, de acuerdo con la común tradición de la Iglesia se dice también una peculiar oración de dedicación.

Unción, Incensación, Revestimiento e Iluminación: Expresan con signos visibles algo de aquella acción invisible que Dios realiza por medio de la Iglesia cuando ésta celebra los sagrados misterios, en especial la eucaristía.

Unción del altar: En virtud de la unción con el crisma, el altar se convierte en símbolo de Cristo, que es llamado y es, por excelencia, el «Ungido», puesto que el Padre lo ungió con el Espíritu Santo y lo constituyó sumo Sacerdote para que, en el altar de su cuerpo, ofreciera el sacrificio de su vida por la salvación de todos.

Se quema incienso sobre el altar para significar que el sacrificio de Cristo, que se perpetúa allí sacramentalmente, sube hasta Dios como suave aroma y también para expresar que las oraciones de los fieles llegan agradables y propiciatorias hasta el trono de Dios.

El revestimiento del altar indica que el altar cristiano es ara del sacrificio eucarístico y al mismo tiempo la mesa del Señor, alrededor de la cual los sacerdotes y los fieles, en una misma acción pero con funciones diversas, celebran el memorial de la muerte y resurrección de Cristo y comen la Cena del Señor. Por eso el altar, como mesa del banquete sacrificial, se viste y adorna festivamente. Ello significa claramente que es la mesa del Señor, a la cual todos los fieles se acercan alegres para nutrirse con el alimento celestial que es el cuerpo y la sangre de Cristo inmolado.

La iluminación del altar advierte que Cristo es la “luz para alumbrar a las naciones”, con cuya claridad brilla la Iglesia y por ella toda la familia humana.

Una vez preparado el altar, el obispo celebra la Eucaristía, que es la parte principal y más antigua del rito.

La celebración eucarística se relaciona íntimamente con él. Con la celebración del sacrificio eucarístico se alcanza y se manifiesta el fin para el cual el altar ha sido construido.

Reseña histórica
En 1982 llegó a Salta el padre Ítalo Paternóster, misionero de los Hijos de la Inmaculada Concepción. El entonces arzobispo de Salta, monseñor Carlos Mariano Pérez SDB le encomendó la tarea de levantar un templo en el Barrio Castañares. Hasta entonces las misas se celebraban en la salita asistencial. El padre Ítalo, movido por su espíritu dinámico, emprendió la obra. Logró que el Fonavi le donara un terreno de grandes dimensiones y se contactó con la Municipalidad, que colaboró para la realización de los cimientos. La obra se concluyó en 1984, dos años después de iniciada. Actualmente se erigió, junto al viejo templo, otro de grandes dimensiones.

El 18 de diciembre de 1989 el arzobispo monseñor Moisés Julio Blanchoud, la declaró parroquia.+