Martes 19 de marzo de 2024

Comenzó la investigación preliminar en la causa del jesuita Ibáñez Padilla

  • 29 de julio, 2021
  • Buenos Aires (AICA)
Con la presentación de la documentación pertinente, comienza la etapa de investigación preliminar en la Causa de Canonización del sacerdote jesuita Alberto Ibáñez Padilla.
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Miembros de la conducción de la Comunidad Convivencia con Dios, presentaron el 20 de julio ante monseñor Enrique Eguía Seguí, vicario de la arquidiócesis de Buenos Aires, la documentación pertinente para dar inicio a la Causa de Beatificación y Canonización del sacerdote jesuita Alberto Ibáñez Padilla. 

De esta manera, se comienza con la etapa de investigación preliminar sobre la vida y obra del sacerdote argentino, quien además es el fundador de la Comunidad Convivencia con Dios.

La mencionada Comunidad se constituyó de esta manera en parte actora, y junto con la Iglesia arquidiocesana de Buenos Aires, asume la responsabilidad de sostener la instrucción diocesana, que consiste en reunir todos los elementos probatorios, tanto testimoniales como documentales, necesarios para iluminar sobre la persona, vida, obra y el carisma del padre Alberto, su fidelidad a Dios y a su Iglesia.

En la presentación de la documentación para el inicio del expediente, estuvieron presentes el doctor Daniel Miño, el profesor Claudio Espíndola y el señor Francisco Chamorro, miembros del Equipo Timón, ministerio de conducción de Convivencia con Dios. 

Monseñor Eguía Seguí en representación del cardenal Poli, luego de recibir la carpeta de inicio de la causa, emitió un saludo dirigido a los miembros de Convivencia con Dios de todo el mundo, y expresó: “Estamos recibiendo la carpeta con todo lo necesario para iniciar la causa de beatificación y canonización del Padre Ibáñez Padilla, tan querido por todos ustedes. Para mí es un gusto participar de este primer paso. Ahora el Espíritu Santo seguirá soplando para que sea lo que Dios y la Iglesia quiera y necesita. Aprovecho para enviar un saludo a todos los miembros de la Comunidad Convivencia con Dios; que sigan dando los frutos que siempre soñó el Padre Ibáñez Padilla, y ustedes también. Y con el compromiso de ustedes y el testimonio de la caridad, a hacer siempre presente al Señor en el encuentro con Cristo. Les doy a todos mi bendición”.

El padre Alberto Ibáñez Padilla
Alberto nació en la ciudad de Quilmes, Buenos Aires,  el 28 de febrero de 1927. Fue el cuarto de cinco hermanos. La piedad de la abuela materna y su devoción al Espíritu Santo modelaron su vida. El 1 de marzo de 1943 ingresó al noviciado en Córdoba en la Compañía de Jesús; y a los catorce años de edad escribió sus primeros apuntes espirituales.

Ingresó a la familia ignaciana con gran gozo, como lo transcriben sus apuntes espirituales: “1 de marzo de 1943, día radiante, día inolvidable. Cinco nuevos religiosos se aprestan a cuadrarse ante el Gran General para decirle ‘Siempre listo’. Hoy 1 de marzo me entrego del todo en tus divinos brazos mi buen Jesús, pero quiero tirarme de cabeza a la santidad y mortificación. Cuánta alegría se siente en el santo noviciado. La tranquilidad de conciencia da una alegría difícilmente descriptible” Sigue el texto con una transcripción en latín del Salmo 84 ‘Qué amable es tu morada’; y finaliza “Jesús, que nunca te abandone”.

El padre Alberto tuvo una larga vida activa y fructífera, gran apóstol, carismático y místico de este tiempo. El ardor ecuménico también lo caracterizó.

En los últimos años de su vida le descubrieron un cáncer de estadio avanzado, padecía grandes dolores físicos que disimulaba delante de los demás. Con más de 80 años de edad y grandes sufrimientos físicos escribiría a Jesús a quien llama “Mi Dueño” en su libreta personal: “El amor se vuelve más intenso cuando está condimentado con un poco de sufrimiento. Tan intenso… que hasta el dolor desaparece. Morir al dolor es morir de amor, porque ya soy víctima de amor” “Estoy abrazado a Ti, unido en una sola carne y un solo espíritu. No tengo miedo a morir. Todo el mundo se muere. Pero morir de amor en tus brazos no es morir sino vivir (...) Es comenzar el cielo”.+