Jueves 28 de marzo de 2024

Sobre Cromañón: "Buenos Aires necesita ser purificada por el llanto de esta tragedia"

  • 2 de enero, 2023
  • Buenos Aires (AICA)
Lo reiteró Mons. Juan Carlos Ares, durante la predicación de la misa por los 18 años del siniestro, citando un párrafo de una homilía pronunciada por el entonces Card. Bergoglio.
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Familiares de víctimas y sobrevivientes participaron, el 30 de diciembre, de la misa celebrada en la catedral de Buenos Aires, al cumplirse el 18° aniversario de la tragedia de Cromañón, el siniestro en el local del barrio porteño de Once donde murieron 194 personas, en su mayoría jóvenes, durante un recital del grupo de rock Callejeros.

La Eucaristía fue presidida por el cardenal Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires, y concelebrada por monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo, y por el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Juan Carlos Ares . También participaron sacerdotes que vienen acompañando espiritualmente a los familiares de las víctimas mortales y a los sobrevivientes con secuelas.

“Estamos unidos como familia de Dios, una vez más, en esta catedral primada, con todos los familiares, amigos y conocidos de las víctimas de la tragedia de Cromañón. También, con muchos de los sobrevivientes de este hecho trágico que no podemos olvidar, ni tampoco como nos decía el entonces cardenal (Jorge) Bergoglio, podemos dejar de llorar”, recordó monseñor Ares en la homilía.

El prelado citó luego las palabras del hoy papa Francisco pronunciadas el 30 de diciembre de 2005: “En esta ciudad fue segada la vida de 194 hijos jóvenes que eran promesa, que eran futuro, se nos segó la esperanza de estos chicos, que no van a ser sustituidos por nadie, porque cada uno es único, insustituible. Y por eso yo quisiera decirle a esta ciudad… que mire con corazón de madre y llore… Buenos Aires necesita ser purificada por el llanto de esta tragedia y de tantas otras”.

Monseñor Ares aseguró que “contemplar con los ojos llorosos a los demás permite buscar la compasión, el consuelo, purificar la mirada del alma para llegar al sentimiento del otro”, y agregó: “Muchos padres no están con nosotros, ya partieron y se habrán reencontrado con sus hijos”.

“Necesitamos este tipo de contemplación y mirada compasiva, para sentirnos más familia, "una mirada trascendente, de esperanza y de fe”.

“Nos pasó con la alegría del final del Mundial de Futbol, que llorando por algo esperado y anhelado después tanto tiempo, lo disfrutamos reuniéndonos como familia, y festejando todos juntos como familia nacional”, agregó.

Por último, monseñor Ares invitó a pedir, junto al anhelo de paz para empezar el año, que “podamos contemplar nuestras familias, el pesebre de nuestras vidas, lo que suceda en nuestro tiempo con la sabiduría que tuvo la Sagrada Familia de Jesús, María y José”.

“Hacerlo con la mirada compasiva, quizás con los ojos llenos de lágrimas, pero con la vista purificada para ver la ciudad, la familia, a mi hermano, de una manera distinta, con los ojos de Jesús, y crecer en Él”, concluyó.

Cercanía espiritual
El papa Francisco ha enviado, en varias oportunidades, mensajes alentando a renovar la esperanza e intentando consolar a quienes llevan las heridas, físicas o emocionales, de esta tragedia a cuestas.

Monseñor Lozano, quien al momento del siniestro era obispo auxiliar de Buenos Aires, viene desde entonces acompañando también espiritualmente a familiares y sobrevivientes.

En su momento, en diciembre de 2004, apenas unas horas después de la tragedia, llegó un telegrama de Juan Pablo II, manifestando su "profundo pesar" por los numerosos jóvenes muertos.

Por su parte, en la madrugada del 31 de diciembre, el entonces cardenal Jorge Bergoglio visitó a los heridos y demás internados en los hospitales porteños, mientras encomendaba a monseñor Eduardo Horacio García, otro de sus colaboradores y hoy obispo de San Justo, celebrar una misa en la intersección de las calles Bartolomé Mitre y Ecuador, frente al local nocturno donde había ocurrido la tragedia, espacio que en la actualidad se ha reservado para recordar a las víctimas mortales.

La Iglesia viene así acompañando, desde el momento mismo de la tragedia, a los sobrevivientes y a las familias de los jóvenes muertos. Todos los años, en cada aniversario, se celebra esta misa conmemorativa en la catedral metropolitana.+

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