Viernes 22 de noviembre de 2024

"Avancen sin miedo, con valentía, en el diálogo", pidió el Papa a los jóvenes

  • 7 de octubre, 2018
  • Ciudad del Vaticano
Organizado y promovido por la Secretaría General del Sínodo de los Obispos y la Congregación para la Educación Católica, bajo el lema "Nosotros: Únicos, solidarios y creativos", congregó este sábado a centenares de jóvenes de diversos continentes en el Aula Pablo VI del Vaticano. El papa Francisco se hizo presente y les subrayó que "el Sínodo es fruto de un trabajo en el que ustedes fueron y son protagonistas".
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Organizado y promovido por la Secretaría General del Sínodo de los Obispos y la Congregación para la Educación Católica, bajo el lema "Nosotros: Únicos, solidarios y creativos", congregó este sábado a centenares de jóvenes de diversos continentes en el Aula Pablo VI del Vaticano. El papa Francisco se hizo presente y les subrayó que "el Sínodo es fruto de un trabajo en el que ustedes fueron y son protagonistas".

En un clima de fiesta, en medio de cantos y danzas los jóvenes presentaron diversos testimonios que hablan de las dificultades que atraviesan los jóvenes de nuestro tiempo, sus fragilidades y esperanzas, lo difícil que es encontrarse a uno mismo y afirmar su identidad.

"Ustedes no tienen precio, no son mercancía. No se dejen comprar, no se dejen seducir, no se dejen esclavizar por colonizaciones ideológicas para ser esclavos o dependientes", les dijo Francisco.

"Eso lo deben decir siempre: yo no tengo precio, soy libre. Enamórense de la libertad que les da Jesús", dijo el Papa en un discurso que improvisó en el acto de esta tarde en el marco del Sínodo de los Obispos que tiene como tema "Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional".

En el acto el pontífice dirigió sus palabras tras escuchar varios testimonios de jóvenes como el de uno que dejó las drogas con la ayuda de Dios, otro que huyó de la guerra yendo a Francia a estudiar, y otro que contó cómo dejó la adicción a la pornografía con la ayuda del Señor y ahora vive felizmente casado.

El joven italiano confesó que conoció la pornografía cuando tenía 10 años y era huérfano. Al respecto aseguró que "el porno te destruye dentro, profundamente. Te cuesta la vida, pero pude salir de esto y estoy aquí para testimoniarlo. Buscaba un padre y lo encontré en Jesús".

Otro testimonio que tocó a los presentes fue el de una joven española de nombre Ana que relató cómo se encontró con un enfermo de cáncer en los huesos y a quien pudo alentar en un hospital: "Dios no te ha abandonado, está a tu lado y te está poniendo a prueba. ¿Eres capaz de seguir a pesar de los fuertes dolores? No estás solo, acéptalo. Él quiere que des testimonio de su amor para que seas santo", le dijo.

"Tú puedes ser santo si aceptas el dolor y lo ofreces. Luego comienza a amar a los que tengas cerca, haciéndoles ver que no temes a la muerte porque has encontrado algo valioso".

Días después, relató la joven, recibió una carta del enfermo que le escribió: "Te espero en el Paraíso Ana".

El padre Alexander, un ecuatoriano radicado desde hace años en Italia, también contó su historia: "Para seguir mi sueño dejé Ecuador. Mientras estudiaba aquí me fue muy difícil aprender italiano. Terminé la química, volví al Ecuador y luego regresé a Pisa para estudiar filosofía y ahí me acerqué a Dios. Poco a poco encontré a Dios y estudié teología".

"Hace un año me convertí en presbítero y soy feliz de ser un sacerdote suyo. Dios no te quita nada, lo que hay te lo multiplica por mil", indicó el joven que también dijo ser aficionado al baile latinoamericano.

Al final de los testimonios, los jóvenes que estaban en el escenario leyeron algunas preguntas para el Papa y los Padres sinodales presentes, referentes a la búsqueda del sentido de la vida, la familia, los problemas sociales, las nuevas tecnologías, las minorías religiosas, y la forma de cambiar la "imagen negativa y triste" de la Iglesia por los recientes escándalos de abusos.

Respondiendo a los jóvenes de forma improvisada, Francisco los alentó a hacer "su propio camino. Sean jóvenes en camino que miran al horizonte, no al espejo. Siempre mirando adelante el camino y no sentados en el sofá. Muchas veces he dicho esto. Hay jóvenes que están en el diván y se jubilan a los 24 años, es malo esto".

"En este camino recuerden una palabra que me toca, que se ha dicho, que es fuerte, pero es cierta. La coherencia de vida. Hago camino, pero con coherencia de vida. Cuando ven una Iglesia incoherente, que no sigue las bienaventuranzas, y cae en el clericalismo principesco más escandaloso, yo entiendo".

Francisco resaltó luego: "Si eres cristiano toma las bienaventuranzas y ponlas en práctica. Y si eres un hombre o una mujer que has dado la vida, también un sacerdote, sé un sacerdote que valga. Sigan el camino de las bienaventuranzas, no la de la mundanidad".

Reflexionando sobre el poder, el Papa dijo que "el verdadero poder es servicio, lo otro es egoísmo, bajar al otro, dominar. El poder está para hacer crecer a la gente, para ser servidores de la gente, sea para la política o la coherencia. Este es el principio".

Hablando luego sobre las nuevas tecnologías, el pontífice explicó que "la interconexión digital es al momento, es rápida. Pero si te acostumbras a esto, terminarás con una familia en la mesa en el almuerzo, en la cena, cada uno hablando con otros o entre ustedes por el teléfono sin una relación real, sin concretar".

"Cada camino que harán debe ser seguro y concreto como tantas experiencias que han dicho aquí. Ninguno de los testimonios era líquido, todos eran concretos. Si los medios, si el uso de la web te hace líquido, córtalo. Si no hay algo concreto, no tendrás futuro".

Tras alentar a acoger con amor a los migrantes para vencer el populismo, el Santo Padre reiteró su invitación a hablar "con los viejos, hablen con los abuelos. Ellos son la raíz".

"Recuerden, si el árbol está solo no dará fruto. Todo lo que el árbol tiene florecido viene de lo enterrado. Esto es de un poeta no es mío. Tomen las raíces y den fruto. Hablen con los abuelos, con los viejos y esto los hará felices", concluyó.+