Viernes 19 de abril de 2024

'Apunten alto en la vida', animó Francisco a los jóvenes húngaros

  • 29 de abril, 2023
  • Budapest (Hungría) (AICA)
"Nadie puede ocupar su lugar en la historia de la Iglesia y del mundo", les recordó el Papa en el encuentro que mantuvo este sábado en el estadio Papp László Sport Arena de Budapest.
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“¡Invierte en las grandes metas de la vida! Luego, a entrenar a través del diálogo con Jesús, que es el mejor de los entrenadores”, dijo el papa Francisco a los jóvenes húngaros, en el último acto público del segundo día de su viaje apostólico al país centoeuropeo. El pontífice animó a los jóvenes a “apuntar alto” en sus vidas, superando sus miedos y dando un paso adelante, siempre dialogando con Jesús, su mejor amigo y hermano.

El encuentro del papa Francisco con los jóvenes del país -al que asistieron unas 12 mil personas- tuvo lugar en la tarde de este sábado 29 de abril, en el estadio Papp László Sport Arena de Budapest, y se inició con el saludo del obispo responsable de la Pastoral Juvenil de Hungría, monseñor Ferenc Palánki, y continuó con los testimonios de cuatro jóvenes: Bertalan y Dóra, dos estudiantes de secundaria; Tódor, un joven greco-católico; y Krisztina, una estudiante universitaria.

Siguiendo el ejemplo del primer testimonio, el papa Francisco recordó a los allí reunidos que "Jesús quiere que logremos grandes cosas" en la vida y "nunca menosprecia nuestras expectativas". 

“Jesús no quiere que seamos “adictos a la televisión” ni perezosos; no quiere que seamos callados y tímidos; en cambio, quiere que estemos vivos, activos, listos para tomar el control. Jesús estaría de acuerdo con un proverbio de ustedes, que espero pronunciar bien: Aki mer az nyer ['Aquellos que se atreven, ganan el premio']”, dijo el pontífice.

Pero, “¿cómo se gana en la vida?”, preguntó el Papa. “Al igual que en el deporte, hay dos pasos básicos”. El primer paso, dijo, es “apuntar alto”, poniendo “en buen uso” nuestros talentos, invirtiéndolos “en las grandes metas de la vida”.

“¡No alcanzamos la grandeza pisoteando a los demás, sino sirviendo a los demás!”, subrayó al respecto Francisco.

Dialogando con Jesús
El segundo paso es formar a través del diálogo con Jesús, “que es el mejor de los entrenadores”. En efecto, dijo el Papa, “Jesús los anima, cree en ustedes”, y “los invita constantemente a ser un jugador de equipo, nunca solo sino con los demás: en la Iglesia, en la comunidad, compartiendo sus experiencias con los demás”.

Otro elemento importante de este entrenamiento, destacó el pontífice, es el silencio, recordado en el testimonio de Krisztina, la joven universitaria. En un mundo “bombardeado con el mensaje de que tenemos que ser rápidos, eficientes y prácticamente perfectos, como las máquinas”, dijo el Papa, “tenemos que aprender a parar y llenar nuestros tanques, a recargar nuestras baterías”, sin entregarse “al malhumor o a cavilar” sobre nuestros problemas.

El silencio, insistió, “no es estar pegado al celular, ni a las redes sociales”, sino “el terreno en el que cultivamos las buenas relaciones”. Nos “permite confiar a Jesús todo lo que sentimos, compartir nuestras dificultades, recordar a nuestros amigos y rezar por ellos”.

El silencio es, por tanto, “la puerta de la oración”, que es un “diálogo con Jesús”, con quien compartimos libremente nuestra vulnerabilidad, “sin ocultar ni disimular nada”. Francisco alentó a los jóvenes: “La oración no es aburrida, es un encuentro con Cristo”.

El Señor quiere personas auténticas
En efecto, “el Evangelio nos dice que el Señor no hace grandes cosas con personas excepcionales, sino con personas ordinarias. Quienes cuentan solamente con sus propias capacidades y se preocupan siempre por quedar bien ante los demás -señaló el Papa- alejan a Dios de sus corazones", y señaló en ese sentido: “Jesús te ama tal como eres”
A continuación, el Santo Padre reflexionó sobre las palabras de Tódor, el joven greco-católico, quien en su testimonio había señalado que el celo por la misión "puede apagarse viviendo en seguridad y comodidad", mientras que no lejos "la guerra y el sufrimiento son cotidianos, verdaderas realidades”. 

“Este -comentó el Papa- es el verdadero desafío: tomar el control de nuestra vida para ayudar a nuestro mundo a vivir en paz”, sirviendo generosa y desinteresadamente a los demás, “como Jesús nos enseñó”. La fe, “empieza por dar libremente, con entusiasmo y generosidad, superando nuestros miedos y dando un paso adelante”, insistió Francisco al final de su discurso, recordando el milagro de la multiplicación de los cinco panes y los dos peces narrada en el Evangelio de san Juan, en el cual un joven comparte con Jesús el poco pan y pescado que tiene, para alimentar a la multitud.

“Tenemos que aprender a dejar las cosas en manos de Jesús”, señaló el pontífice, y concluyó: “¡Cada uno de ustedes es precioso para Jesús, y también para mí! Recuerda que nadie puede ocupar tu lugar en la historia de la Iglesia y del mundo: nadie puede hacer lo que solo tú puedes hacer”.+

» Texto completo del discurso