El Papa renueva su cercanía al pueblo ucraniano, y reza por las víctimas del tiroteo en la escuela católica de Minnesota y por los inmigrantes muertos en las costas de Mauritania.
En el primer discurso oficial de su visita de ocho horas a Luxemburgo, Francisco pidió una resolución política de los conflictos y denunció el resurgimiento del nacionalismo y las guerras.
Francisco pidió fraternidad entre todas las orillas del Mediterráneo, y agregó: "Esta es la mejor respuesta que podemos dar a los conflictos mortales y a la indiferencia".
El observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas lamentó que el racismo siga siendo noticia, a pesar de los aparentes avances.