"Gracias por habernos recordado que la ternura no es debilidad, que la verdad no necesita gritar, que la Iglesia puede ser madre y hospital de campaña", expresó el arzobispo sanjuanino.
El arzobispo se plantea una serie de interrogantes y expresa su deseo de que el sucesor sea de "oración, calle y escucha" y "tenga el coraje de seguir caminando con ese bastón de pastor".
"Es mirar la vida desde el amor que vence. Es confiar, aun con lágrimas, en que nada se pierde para siempre", aseguró el arzobispo sanjuanino.
"Acompañar a Jesús es también salir al encuentro de los crucificados de hoy: los pobres, los enfermos, los solos, los que están tristes o sin fe, los que tienen la vida rota", recordó el arzobispo.