Todo pasa, gracias a Dios; también el insólito y perturbador año 2020, Año de la Pandemia global del COVID-19; no obstante, vivido desde la fe cristiana, ha sido un largo período que nos favoreció para constatar nuestra fragilidad y vulnerabilidad, para revisar nuestras relaciones con Dios, con uno mismo, con los demás; tiempo para reconocer nuestro sentido de pertenencia a la familia humana y para avivar el deseo de instaurar la fraternidad universal. Bien dice el refrán: No hay mal que por bien no venga. Y así, estos largos meses pasados se convirtieron en un tiempo de reflexión, de discernimiento, de oportunidades, de conversión y transformación, de práctica y ejercicio de solidaridad, porque para quienes tenemos fe en Cristo Jesús y en el misterio y enseñanza de la Iglesia, todo nos sirve para nuestro bien (cf. Rom. 8,28).
Es muy común y frecuente desear, al inicio de un Nuevo Año, augurios de paz y de prosperidad, y nos decimos unos a otros: “Año Nuevo, Vida Nueva”. Pues bien, esto es precisamente lo que deseamos de corazón a todos nuestros lectores-amigos de PEREGRINAMOS.
Como ya habrán podido advertir en el encabezamiento de nuestra portada, figura el nuevo lema pastoral diocesano, que nos acompañará durante todo este Año 2021:
JESUCRISTO ES EL SEÑOR DE TODOS;
DICHOSOS QUIENES CONFIAN EN ÉL.
Queremos que este lema suscite en nosotros el reconocimiento y la proclamación de que sólo Jesús es el Señor, el único Salvador y Redentor de todos; pues, sin Él, nada podemos hacer (cf. Jn 15,5), y sólo en Él podemos encontrar la salvación (cf. Hech
4,12); en definitiva, Jesucristo es el único Maestro y Señor, y todos nosotros somos hermanos (cf. Mt. 23, 8)) Esta convicción y confesión firmes de fe, en la persona de JESUCRISTO, nos trae la serenidad, la paz, la felicidad, la salvación. Más aún, nos estimula, además, a que cada uno, con el don que ha recibido, se ponga, con alegría y generosidad, al servicio de los demás, para el bien común de todos. De esta manera, haremos presente su Reino de Verdad y Justicia, cooperando al designio de Dios sobre la humanidad.
Estar atentos y cuidarnos entre todos, procurando que la gracia del Señor llegue a todos, sin excluir a nadie, es una tarea ardua, necesaria y urgente, y a la vez sumamente gozosa y gratificante, pues experimentaremos, si así procedemos, la comunión, fruto y obra, sobre todo, del Espíritu Santo, que requiere ciertamente nuestra apertura y docilidad a sus inspiraciones.
El Papa Francisco, en su Mensaje para la Paz de este Año 2021, nos invita a ser Profetas y Testigos de la cultura del cuidado, implementando en nuestra vida concreta un especial cuidado en los valores de la Enseñanza Social de la Iglesia:
* La promoción de la dignidad y de los derechos humanos
* El Bien común
* La Solidaridad
* La protección de la Creación
Pediremos el cuidado y la protección, para este Año Nuevo que iniciamos, a San José, Esposo de la Virgen María y Patrono de la Iglesia Universal. 2021 será un Año dedicado especialmente a él, tal como lo ha propuesto el Papa Francisco, en PATRIS CORDE, Carta Apostólica, cuyo objetivo es que crezca el amor a este gran santo, para ser impulsados a implorar su intercesión e imitar sus virtudes, como también su resolución.
¡San José, custodio del Redentor y Esposo de la Virgen María, ruega por nosotros!
FELIZ AÑO 2021
Mons. José Vicente Conejero Gallego, obispo de Formosa