Lunes 25 de noviembre de 2024

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Fiesta de la Virgen del Rosario de Río Blanco

Reflexión de monseñor César Daniel Fernández, obispo de Jujuy, en la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, madre y patrona de la diócesis y de la provincia de Jujuy (7 de octubre de 2020)

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 26-38

El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo:
«¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo».
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Ángel le dijo:
«No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin».
María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?»
El Ángel le respondió:
«El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios».
María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí según tu Palabra».
Y el Ángel se alejó.

Palabra del Señor.

Queridos hermanos y hermanas:

La meditación de hoy está cargada de emoción al celebrar a nuestra Madre del Rosario. Quiero compartir con ustedes algunas reseñas de su historia y devoción que nos ayuden a llenarnos de alegría en este día y a recurrir a ella en este tiempo difícil para pedirle nuevamente su amorosa protección.

En la Provincia de Jujuy, Nuestra Señora del Rosario es la patrona principal, a quien se le agrega el título “de Río Blanco y Paypaya”. El pueblo jujeño, haciendo gala de su profunda fe religiosa, manifiesta su gran devoción durante el mes de octubre. El promesante, con sacrificios de largas peregrinaciones, se hace presente domingo tras domingo en el santuario de Rio Blanco para ponerse bajo la protección de la Virgen y expresar así su vinculación tan profunda a Ella y a la Iglesia, que nos cobija a todos nosotros, que nos hace sentir hermanos, servidores de todos los hombres.

Nuestro pasado, nuestra historia se cubre bajo el manto maternal de la Santísima Virgen ya que ella intercedió en favor de su pueblo, conduciéndolo a la paz. El Vicario José de la Iglesia, refiriéndose a la Virgen de Rosario de Paypaya, sostuvo que ella contribuyó eficazmente a “pacificar aquellas tribus indómitas. Fue la misionera, redentora, libertadora y defensora de estos pueblos, valiéndose los misioneros de su imagen para la conquista pacífica, ya que ante su divina presencia aquellos salvajes caían rendidos como por un impulso sobrenatural. Los sacerdotes consiguieron mucho más con su mediación que los conquistadores con su espada”.

Cuenta la historia que “cuando se aprestaban a lanzar sus flechas se le apareció entre los celajes, sobre un pacará, la Virgen del Rosario, luciendo su espléndido vestido de color rosa, manto celeste y empuñando un bastón de soberana, lo que asustó a aquellos bárbaros que, aterrorizados huyeron”.

Extinguido el pueblo de los paypayas y reducidos los demás que adoptaron nueva forma de vida, la prodigiosa imagen de Nuestra Señora del Rosario fue trasladada, por los años 1714, a Río Blanco, población más inmediata, recientemente establecida.

Se considera que la devoción a la Virgen del Rosario de Río Blanco y Paypaya, habría comenzado entre los años 1650 y 1660. Recibió la venerada imagen los homenajes y ferviente adoración de los fieles. Ante esta prodigiosa imagen, en los tiempos coloniales, vinieron a postrarse reverentes los conquistadores y en la época de la independencia los próceres, entre otros como Belgrano, Arenales y Güemes a suplicar su auxilio en los momentos de aflicción e incertidumbre.

La Santa Sede, en vista del antiquísimo culto que se le venía tributando, portentos obrados por intercesión de la venerada imagen y respondiendo a los deseos de este pueblo, decretó su coronación. La misma se realizó en esta ciudad de San Salvador, por el Delegado Pontificio, el último domingo de Octubre de 1920, en el mismo sitio que el ejército de Belgrano y el pueblo de Jujuy juraron por vez primera la Bandera Argentina un 25 de Mayo de 1812, después de haber sido bendecida en la Iglesia Matriz.

Los invito hoy a rezar juntos la oración a nuestra Patrona, en este día de su fiesta y al acercarnos al 31 de octubre, centenario de su coronación:

“Madre del Rosario, Virgen Madre de Jesús, a tu sombra nació la fe del Pueblo jujeño. Eres parte de nuestra vida y de nuestra cultura. Hace ya siglos que caminas junto a nosotros.

Te pedimos que nos animes a dar buen ejemplo a los niños, a proponer grandes ideales a los jóvenes, a trabajar por las vocaciones sacerdotales y a la vida consagrada.

A acompañar a los ancianos, a aliviar el dolor de los pobres, de los enfermos y de los que sufren, a defender los valores cristianos en nuestras familias, a promover la justicia y la paz.

Protege cada rincón de Jujuy y ya que eres nuestra Madre, ayúdanos a seguir tus ejemplos, y tus enseñanzas.

Nosotros procuraremos estar siempre junto a ti, para que nos lleves a Jesús”.

Amén.

Nuestra Señora del Rosario de Río Blanco y Paypaya, ruega por nosotros.

Mons. César Daniel Fernández, obispo de Jujuy