"El que siembra con lágrimas
cosecha entre gritos de alegría" (Sal 126,5).
Concluye un nuevo año lectivo. Para algunos de ustedes, queridos estudiantes, también termina una etapa importante. Tal vez, como dice el salmo, ha habido lágrimas y momentos difíciles, pero ahora sentimos la alegría de la misión cumplida. San Pablo nos anima con estas palabras: "No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos, si no nos damos por vencidos" (Gál 6,9).
Este año, nuestra Arquidiócesis ha caminado bajo el signo del Año Misionero, recordándonos el llamado a ser discípulos y misioneros en todos los ámbitos de nuestra vida. Al mismo tiempo, el Año de la Oración, convocado por el Papa Francisco, nos ha invitado a mantenemos en diálogo constante con el Señor. En las distintas comunidades educativas he sido testigo del esfuerzo por integrar misión y oración en el día a día, haciendo de nuestra Iglesia una iglesia joven, renovada por el encuentro con el Señor y con los hermanos.
Jesús les dijo a sus discípulos: “Vengan conmigo ustedes solos a un lugar tranquilo y descansen un poco” (Mc 6,31). Ya se acerca el merecido tiempo de descanso para estudiantes, docentes, directivos y personal no docente. Que este tiempo sea una oportunidad para descansar en el Señor, renovar sus energías y confiar en que el esfuerzo sembrado con amor dará frutos abundantes en el futuro.
Que María, nuestra Madre del Rosario, los acompañe y proteja siempre. Doy gracias a Dios por cada uno de ustedes y los encomiendo en mis oraciones. Que este Adviento sea un tiempo de preparación para el encuentro con el Señor, quien viene a nuestra historia para renovarlo todo.
Con paternal afecto en Cristo,
Mons. Juan Alberto Puiggari, arzobispo de Paraná