"Tratan de curar no solamente las heridas físicas, sino las heridas del alma a veces ligadas a la injusticia, a la discriminación, al rechazo, a la soledad", destacó el arzobispo de Buenos Aires.
El arzobispo de Córdoba reflexionó sobre la virtud de la mansedumbre, en contraste con una cultura que exalta la violencia como forma de poder.
En su homilía semanal, el arzobispo de Mendoza instó a ser como un buen samaritano "capaces de amarnos y de detenernos siempre que nos necesiten" y destacó el valor de la encíclica Fratelli tutti.
Es en el marco del 31° aniversario del atentado a la AMIA. Será este lunes 14 de julio, a las 18.30, en la Casa de la Amistad (Rivadavia 851, en el barrio porteño de San Nicolás).