Era un famoso médico de la escuela de la corte imperial de Nicomedia, en el Asia Menor. Convertido al cristianismo no tardó en convertir también a su familia y a muchos gentiles a quienes asistía como médico. Se cuenta en las crónicas de su vida que en una ocasión, para demostrar el poder de Cristo, en su nombre resucitó a un niño que había sido mordido por una víbora ponzoñosa. Por mandato del emperador Maximiano, fue decapitado el año 303. Los médicos lo honran, después de San Lucas, como su patrono.