Patrono de los juristas, nació en Kermartin (Bretaña, Francia). En el ejercicio de su cargo de juez, Ivo se dedicó a proteger a los humildes, defender a los pobres y administrar justicia con imparcialidad y bondad. La gente lo llegó a conocer como el "abogado de los pobres", y dio origen a los famosos versos: "San Ivo era bretón: abogado pero no ladrón". En 1284 fue ordenado sacerdote y renunciando a su oficio de juez consagró el resto de su vida al trabajo parroquial. Murió el 19 de mayo de 1303.