Descendiente de los bárbaros magyares, Esteban se convirtió al cristianismo y fue coronado primer rey de Hungría por el papa Silvestre II, en el año 1000. Desde entonces se consagró por entero a lograr la conversión de sus vasallos, elevó la cultura de su país, que consagró a la Virgen María y lo llevó a un alto grado de prosperidad y civilización. El papa le concedió el título de Rey Apostólico. Además de guerrero, juez, administrador y legislador, San Esteban fue también un místico. Murió en 1038.