La devoción del pueblo argentino a la Virgen de Luján nació en 1630 a orillas del río Luján donde ocurrió un prodigioso suceso que obligó a dejar una pequeña imagen de la Virgen María en ese lugar. Allí se levantó una capilla que con el tiempo se convirtió en el monumental santuario actual, visitado todo el año por centenares de miles de peregrinos. Entre sus visitantes se cuentan los que luego fueron los papas Pío IX y Pío XII y el actual Juan Pablo II. Numerosos próceres pidieron la protección de la "Virgencita Gaucha" y otros depositaron a sus pies los trofeos conquistados en las batallas de la independencia nacional. León XIII decretó la coronación pontificia de la imagen, la que se llevó a cabo el 8 de mayo de 1887. El 8 de mayo de 1944, el Poder Ejecutivo de la Nación declaró además, a la Virgen de Luján, Patrona de las Rutas Nacionales.