Fue el gran apóstol de la Nórica (actual Austria) y otras regiones danubianas. Vivió en el siglo V, época del derrumbe del Imperio Romano de Occidente, y en una región por la que pasaban las hordas de bárbaros que asolaban Italia. En un momento de total desorden e incertidumbre Severino, vestido de pobre sayal y descalzo, recorría el país predicando la penitencia, restableciendo la disciplina, encendiendo de nuevo la fe y poniendo orden en las conciencias. Aunque ni el Estado ni la Iglesia le dieron misión alguna, durante 30 años Severino fue el gobierno de la Nórica. Un gobierno espiritual que se imponía por la fuerza moral, las extraordinarias facultades humanas y el prestigio personal de quien lo ejercía. Hasta los invasores bárbaros admiraban y veneraban al viejo austero. Murió el 8 de enero del 482.