Natural de Autún, Francia, Santa Regina -o Reina- nació en un hogar pagano del siglo III. A los quince años de edad, fue instruida en el cristianismo y sin que su padre, Clemente, lo supiera fue bautizada. Inmediatamente hizo voto de virginidad y ofreció su vida a Dios para lograr la conversión de sus padres y de los habitantes del lugar. Su vida ejemplar y su palabra inspirada, movió a muchos paganos a pedir el bautismo. Enterado el prefecto romano, Olibrio, la hizo comparecer ante el tribunal e intentó obligarla a sacrificar a los dioses paganos. Ante la férrea negativa de Regina, la hizo degollar. Era el año 224.