Viernes 29 de marzo de 2024

En la Santísima Trinidad se basa nuestra fe, recuerdan las OMP

  • 13 de junio, 2014
  • Buenos Aires (AICA)
El director nacional de las Obras Misionales Pontificias en la Argentina, presbítero Dante De Sanzzi, difundió una reflexión sobre la solemnidad de la Santísima Trinidad, que la Iglesia celebrará este domingo 15 de junio. El sacerdote animó a invocar a la Santísima Trinidad y no "sectarizar a Dios", sino alabarlo y depositarse con confianza en Él, acudiendo con la oración a las tres personas.
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El director nacional de las Obras Misionales Pontificias en la Argentina, presbítero Dante De Sanzzi, difundió una reflexión sobre la solemnidad de la Santísima Trinidad, que la Iglesia celebrará este domingo 15 de junio. El sacerdote animó a invocar a la Santísima Trinidad y no "sectarizar a Dios", sino alabarlo y depositarse con confianza en Él, acudiendo con la oración a las tres personas.

La reflexión del padre De Sanzzi expresa: Habiendo celebrado la festividad de Pentecostés y transitando el tiempo ordinario, celebra la Iglesia a la Santísima Trinidad, un solo Dios, que es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

En ella se basa nuestra fe. Al final del capítulo del Evangelio de Mateo, el Señor Resucitado y pronto a subir al cielo al encuentro con su Padre y reinar para siempre, deja el mandato misionero de "bautizar a todos los pueblos, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo", haciendo discípulos a toda la gente. Y a la vez, prometiendo que el que crea y se bautice, se salvará.

En algunos casos vamos viendo y escuchando que hay quienes separan las personas de la Trinidad. Las individualizan, cayendo en error. Están los que creen en Dios, pero dicen no reconocer a Jesús como su Hijo; así también se lo niega como Dios-Hombre. Se habla en otros ambientes mucho de Jesús, como profeta, visionario y hasta de un ser solo "espiritual", sin reconocer en Él la figura del Padre. Y se invoca no pocas veces al Espíritu, sin reconocer que es el mismo Dios que desciende sobre aquellos que le creen y obedecen.

Estas manifestaciones demuestran, en algunos casos puntuales, la falta de preparación de algunos fieles incluso llamados "miembros de la Iglesia". Es posible también reflexionar sobre la falta de información y formación doctrinal que debe salir de nuestros ambientes y de los consagrados, en principio, los mismos maestros de la fe, preparados para la ocasión.

Invocar la Santísima Trinidad es lo que nos mueve a tener vida. Hacer la señal de la Cruz es todo un signo, es nuestra vida de fe y la creencia que profesamos. Es verdad que hay una distancia considerable entre lo que manifestamos exteriormente y lo que vivimos y creemos en nuestro interior. Dios Padre nos quiere personas de fe integras. Por eso, nos envió a su propio Hijo, para mostrar el rostro del Padre y para que vivamos unidos a Él; también entra en juego el Espíritu, Señor y dador de vida, que nos sostiene en las debilidades y nos acompaña en las decisiones.

No separar, no partir, no sectarizar a Dios. Es un conjunto. Son las tres personas en una. Es nuestro fundamento de fe.

A este Dios salimos a predicar en la misión diaria. Con nuestras palabras y testimonio. El hermano, el pobre, el necesitado, el que vamos a evangelizar, no necesita ver la "cruz colgada" de souvenir en nuestro pecho, o un tatuaje, que se limita solo a una moda sin sentido. Debemos llevar en nuestros corazones el sello de nuestra creencia. El Padre con el Hijo y el Espíritu Santo. Esta es nuestra fe, la que debemos gloriarnos en Cristo Nuestro Señor.


Oración para invocar a la Santístima Trinidad.
Junto con la reflexión del director nacional, las OMP en la Argentina convocaron a rezar este fin de semana la siguiente oración: Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo,te pedimos por nuestra comunión, tú que eres el fundamento de nuestra fraternidad:ayúdanos a construir una convivencia fraterna, respetuosa de las diferencias y solidaria con todas las personas; bendice a los misioneros del mundo entero y a nosotros que peregrinamos rumbo al Reino de Dios, que es comunión total y vida eterna, y despierta vocaciones misioneras en el campo y en la ciudad, para que podamos con María, construir un mundo sin exclusiones. Amén.+