Vigilia ecuménica: 'Que Dios conceda al Sínodo el don de la fraternidad', oró el Papa
- 30 de septiembre, 2023
- Ciudad del Vaticano (AICA)
En una vigilia de oración ecuménica en vísperas del Sínodo, Francisco meditó sobre el tema del silencio y aseguró que la verdad "no necesita grandes gritos para llegar al corazón".
“Pidamos que el Sínodo sea un kairós de fraternidad, un lugar donde el Espíritu Santo purifique a la Iglesia de las habladurías, de las ideologías y de la polarización”, fue la oración final del Papa Francisco al dirigirse a los miles de peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro para una vigilia de oración ecuménica.
Los fieles –que provienen de todo el espectro denominacional e incluyen a los líderes de muchas Iglesias cristianas– se reunieron este sábado 30 de septiembre, en la Plaza de San Pedro, para confiar la próxima Asamblea General del Sínodo al Espíritu Santo.
En su discurso, pronunciado hacia el final de la vigilia, el Papa Francisco meditó sobre el tema del silencio, destacando en particular tres valores que tiene para los cristianos de hoy.
El silencio y la voz de Dios
“El silencio”, comenzó el Papa, “está al principio y al final de la existencia terrena de Cristo. La Palabra, la Palabra del Padre, se hizo 'silencio' en el pesebre y en la cruz, en la noche de la Natividad y en la noche de su Pasión”.
De hecho, observó, Dios parece preferir el silencio a “los gritos, los chismes y el ruido”. Cuando se aparece al profeta Elías, Dios no aparece en el viento, el terremoto o el fuego, sino en una “vocecita apacible”.
Después de todo, la verdad, dijo el Papa Francisco, “no necesita fuertes gritos para llegar al corazón de las personas”.
Por eso, dijo, también nosotros, como creyentes, necesitamos “liberarnos de tanto ruido para poder escuchar su voz. Porque sólo en nuestro silencio resuena su palabra”.
El Santo Padre luego dirigió su atención a los Hechos de los Apóstoles, que dicen que después del discurso de Pedro en el Concilio de Jerusalén “toda la asamblea guardó silencio”.
Esto nos recuerda, dijo el Papa Francisco, que “el silencio, en la comunidad eclesial, hace posible la comunicación fraterna”; Sólo cuando guardamos silencio para escuchar a los demás, el Espíritu Santo puede “reunir puntos de vista”.
Además, el silencio “permite un verdadero discernimiento, mediante la escucha atenta de los suspiros del Espíritu, demasiado profundos para las palabras, que resuenan, a menudo ocultos, en el seno del Pueblo de Dios”.
Por lo tanto, el Papa Francisco animó a los reunidos en la Plaza de San Pedro a pedir al Espíritu Santo que “conceda el don de la escucha” a los participantes en las próximas reuniones del Sínodo.
Silencio y unidad cristiana
Un último aspecto del silencio, destacó el Papa, es que es “esencial para el camino de la unidad de los cristianos”.
Esto, dijo, se debe a que el silencio “es fundamental para la oración, y el ecumenismo comienza con la oración y es estéril sin ella”.
Así, “cuanto más nos dirigimos juntos al Señor en oración, más sentimos que es Él quien nos purifica y nos une más allá de nuestras diferencias”.
El Papa Francisco concluyó su discurso con una oración para que “aprendamos de nuevo a estar en silencio: a escuchar la voz del Padre, el llamado de Jesús y el gemido del Espíritu”.
“Pidamos”, dijo, “que el Sínodo sea un kairós de fraternidad, un lugar donde el Espíritu Santo purifique a la Iglesia de las habladurías, de las ideologías y de la polarización”, y “que sepamos, como los Reyes Magos, cómo rendir culto en unidad y en silencio el misterio de Dios hecho hombre, seguros de que cuanto más cerca estemos de Cristo, más unidos estaremos entre nosotros.
Vigilia ecuménica
Tras los testimonios se realizó una dramatización de la parábola del Buen Samaritano, durante la cual se leyó el pasaje evangélico, seguida de un alegre canto nigeriano.
Luego, un joven refugiado, Wael de Siria; y la migrante colombiana Daniela, hicieron una reflexión por separado sobre la importancia de la construcción de la paz, colaborando con los desplazados en distintas partes del mundo, para después rezar la oración final de la encíclica Fratelli tutti del Papa Francisco.
Después se realizó el Vía Creationis, compuesto de siete estaciones para dar gracias por la creación de Dios, en el marco del Tiempo de la Creación, que la Iglesia celebra del 1 de septiembre al 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís.
A continuación, se inició propiamente la vigilia, con hubo una invocación del Patriarca Ortodoxo Bartolomé I, seguida de la lectura del libro de la Carta de San Pablo a los Efesios (Ef.4,1-7) a cargo de la Dra. Anne Burghardt, de la Federación Luterana Mundial. El Evangelio de San Mateo (5:1-12) fue pronunciado por Mar Paulus Benjaminm de la Iglesia Oriental de Asiria.
Después hubo un momento de silencio de 8 minutos, introducidos por la frase “Durante este tiempo de silencio, permanezcamos ante el Señor que está presente y nos une”, en la que los presentes también podían reflexionar en unas de las Bienaventuranzas. Luego se realizaron algunas “oraciones de intercesión” a cargo de diversos líderes cristianos.
En la vigilia se pidió también “por todos los que sufren la violencia y la guerra en Ucrania, Afganistán, Myanmar, Pakistán, Haití, Nicaragua, Congo, Siria, Sudán, Etiopía y en muchos otros lugares del mundo”.
Al concluir, se rezó el Padre Nuestro y diversos líderes cristianos recibieron “unas semillas, como signo de las semillas de unidad y la sinodalidad, "para plantarlas en casa y hacerlas crecer", como indicaba el folleto de la vigilia.
El Sínodo de la Sinodalidad fue convocado en el mes de octubre de 2021 bajo el lema “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. A la sesión que se desarrollará este mes de octubre están convocadas 365 personas, entre ellos obispos, religiosos, sacerdotes, diáconos y laicos. Por primera vez, quienes no son obispos —entre ellos 54 mujeres— tendrán derecho a voto.+