Viernes 29 de marzo de 2024

Schevchuk: El ejército ruso tiene orden de perpetrar un "genocidio" en Ucrania

  • 29 de abril, 2022
  • Kiev (Ucrania) (AICA)
El primado greco-católico denunció que tienen la instrucción de asesinar a toda persona que quiera preservar su "identidad nacional como ucraniano" o bien "reeducarla" en un campo de concentración.
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El arzobispo mayor de Kiev-Halych y líder de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana, monseñor Sviatoslav Shevchuk, reflexionó sobre la bienaventuranza evangélica: “Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados” en su mensaje diario a la comunidad de este viernes 29 de abril, al cumplirse 65 días del inicio de la guerra a raíz de la invasión de Rusia a ese país.

“Reflexionando sobre esta bienaventuranza evangélica, sobre esta hambre y sed de justicia en el contexto de la guerra en Ucrania; hoy vemos una injusticia flagrante para con nuestro pueblo. No se trata del hecho de que falten el respeto a nuestra dignidad en esta o aquella circunstancia, sino de algo mucho peor”, afirmó.

“Recientemente nuestros enemigos recibieron un manual de instrucciones para el genocidio del pueblo ucraniano. Allí se dice que los ucranianos como pueblo no existen. Los ucranianos no son un pueblo, no son una nación; son una ideología”, advirtió.

Y profundizó: “Es más, son una ideología occidental. Y quien no quiera renunciar a esta ideología, quien quiera preservar su identidad nacional como ucraniano, debe ser asesinado y de aquí se siguen las consecuencias genocidas de esta ideología militante. O si no, deberán ser reeducados en campos de concentración”.

El primado greco-católico dijo creer que “esta guerra que se libra contra Ucrania tiene una base ideológica muy clara y nuestro pueblo está destinado a ser ultimado por el atacante injusto”.

“Por eso nosotros hoy, más allá de la nación a la que pertenezca cada uno, todo el que se siente ciudadano de Ucrania, tiene una sed especial de justicia. Porque la paz en el mundo, la justicia entre los pueblos y la verdad de nuestra convivencia dependen justamente de cuánto entendemos de la verdad y la mentira, de la justicia y de la maldad”, concluyó.

Texto del mensaje diario
¡Cristo ha resucitado! Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy es viernes 29 de abril de 2022 y Ucrania, el pueblo ucraniano está viviendo el 65º día de guerra, de la agresión rusa contra Ucrania. Un día en el que, una vez más, todo nuestro pueblo sigue defendiendo su Patria.

El último día fue bastante arduo y difícil. Según los informes del frente, el enemigo ha aumentado la intensidad de sus ataques en el sur y en el este de nuestra Patria. Continúan las batallas sangrientas en las regiones de Kharkiv, de Luhansk, de Donetsk, de Zaporozhzhia y de Khersón. Anoche el enemigo lanzó un ataque masivo de misiles en el centro de Ucrania y Kyiv fue alcanzada por 5 cohetes en el corazón de la ciudad.

Nos conmovió mucho, y también nos preocupó en particular, una declaración del Organismo Internacional de Energía Atómica, “OIEA”, que se hace saber del gran peligro que significa el ataque con misiles a las centrales nucleares de Ucrania ya que afirma que puede significar una catástrofe nuclear, no sólo para Ucrania, Rusia, Bielorrusia, sino también para toda Europa.

Pero Ucrania está en pie. Ucrania está luchando. Ucrania con su pecho defiende de este peligro, de este mal, a Europa y al mundo.

Hoy quiero meditar con ustedes la siguiente bienaventuranza del Evangelio, que Jesucristo anunció a sus discípulos en el Sermón de la Montaña y que de manera especial se nos revela en este tiempo pascual, en este viernes de luz que estamos viviendo.

El Señor dice: “Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados” . Obviamente, la sed y el hambre son algunos signos naturales de la vida humana. El hombre tiene sed, tiene hambre y realmente es necesario proveer a las necesidades básicas de esta vida terrenal. Pero Nuestro Señor descubre un rasgo aún más profundo del ser humano. Como toda persona está llamado a la eternidad, por eso, bienaventurado el que tiene hambre y sed de esa eternidad. Pero no de cualquier eternidad, sino de la plenitud de la vida en esa eternidad. Tener hambre y sed justicia es desear la santidad. El Señor Dios dice a su pueblo: “Sed santos, porque yo soy santo” . Y así, el hambre, la sed, esa necesidad interior de santidad es un rasgo distintivo de aquellos que llevan dentro el germen de la Resurrección, así como llevan dentro la gracia del Santo Bautismo. Y es justamente el Señor Dios quien puede alimentar, es el Señor Dios quien es la fuente que sacia la sed del hombre. Y no sólo para las necesidades de esta vida terrenal, sino también para la vida de la Vida Eterna. Por lo tanto, bienaventurados los que buscan la verdadera justicia. Bienaventurados los que saben distinguir el bien del mal. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de santidad y de esa Vida Eterna que el Señor Dios nos da.

Reflexionando sobre esta bienaventuranza evangélica, sobre ese hambre y sed de justicia en el contexto de la guerra en Ucrania; hoy vemos una injusticia flagrante para con nuestro pueblo. No se trata del hecho de que falten el respeto a nuestra dignidad en esta o aquella circunstancia, sino de algo mucho peor. 

Recientemente nuestros enemigos recibieron un manual de instrucciones para el genocidio del pueblo ucraniano. Allí se dice que los ucranianos como pueblo no existen. Los ucranianos no son un pueblo, no son una nación; son una ideología. Y, es más: son una ideología occidental. Y quien no quiera renunciar a esta ideología, quien quiera preservar su identidad nacional como ucraniano, debe ser asesinado y de aquí se siguen las consecuencias genocidas de esta ideología militante. O si no, deberán ser reeducados en campos de concentración. Creemos que esta guerra que se libra contra Ucrania tiene una base ideológica muy clara y nuestro pueblo está destinado a ser ultimado por el atacante injusto. Por eso nosotros hoy, más allá de la nación a la que pertenezca cada uno, todo el que se siente ciudadano de Ucrania, tiene una sed especial de justicia. Porque la paz en el mundo, la justicia entre los pueblos y la verdad de nuestra convivencia dependen justamente de cuánto entendemos de la verdad y la mentira, de la justicia y de la maldad.

Ayer, en Ucrania, en Kyiv, estuvo el Secretario General de las Naciones Unidas. Vino como mensajero de la paz, como dijo de sí mismo. Estuvo en Kyiv y en Moscú, para detener la guerra con la ayuda de las instituciones internacionales. Justamente durante su visita, Kyiv recibió cinco misiles que fueron disparados contra el centro. Desprecio por las instituciones internacionales… desprecio por los esfuerzos internacionales para hacer prevalecer la justicia y la justa paz gobiernen en Ucrania…

Pero nosotros, en Ucrania, tenemos hambre y sed de justicia. Por eso nos sentimos bienaventurados. Porque seremos la voz de esa justicia, para que el mundo de hoy pueda vivir en paz.

Oh Dios, bendice a Ucrania. Oh Dios, bendice a nuestro ejército. Oh Dios, bendice a los niños de Ucrania que se ven obligados a abandonar sus hogares y a huir de la guerra. Oh Dios bendice a Ucrania y al mundo con la paz.

La bendición del Señor y su misericordia descienda sobre ustedes por su divina gracia y amor y permanezcan ahora y siempre y por los siglos de los siglos, amén. 

¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!.+

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