Santo Tomé: celebran los 120 años de la dedicación de la parroquia San Juan Bautista

Con una ceremonia presidida por Mons. Montini, se conmemorará también el aniversario de la consagración del altar, otro hito en la historia de la comunidad de la localidad de Ituzaingó.

La comunidad de la parroquia San Juan Bautista, de la localidad correntina de Ituzaingó, vivirá una jornada histórica el sábado 14 de septiembre, al celebrar el 120º aniversario de la dedicación del templo y la consagración del altar. La misa, que comenzará a las 19, será presidida por el obispo de Santo Tomé, monseñor Gustavo Montini.

Con el lema "Felices los que habitan en tu casa y te alaban sin cesar" (Salmo 84, 5), durante la ceremonia se realizarán importantes signos litúrgicos. Entre ellos, se destacará la colocación dentro del altar de las reliquias de varios santos, tales como algunos huesos de san Manuel Ruiz, fraile menor franciscano; una astilla del féretro de san José Gabriel del Rosario Brochero; y piedras del lugar donde vivió san Juan Bautista. Esas reliquias simbolizan la unión especial de los santos con Cristo y su intercesión por todos los fieles.

Este significativo suceso no solo celebra el pasado de la parroquia San Juan Bautista, sino que también marca el inicio de una nueva etapa en su vida espiritual, reafirmando su papel como un centro vital para la comunidad de fe de Ituzaingó. 

Un hito en la vida de la comunidad
La dedicación de una iglesia y la consagración de su altar figuran entre las más solemnes acciones litúrgicas. Representan la consagración de esos espacios a Dios, a Su Hijo Jesucristo y a la Santísima Virgen María, dedicándolos de manera exclusiva y permanente a la celebración del culto divino.

En nombre de toda la comunidad, el obispo eleva una solemne plegaria pidiendo a Dios que la parroquia sea siempre un lugar dedicado a la oración y a la celebración de los sacramentos que nutren al Pueblo de Dios en su camino de fe. Posteriormente, se derrama el santo crisma sobre la superficie del altar y se ungen las cuatro cruces de las columnas de la parroquia con ese óleo sagrado, indicando que el templo está dedicado exclusivamente a la celebración eucarística y demás acciones litúrgicas.

La ceremonia culmina con el encendido de los cirios y las luces del templo, simbolizando la luz de Cristo resucitado, que resplandece de manera especial en la Iglesia y en la vida de todos los bautizados, quienes están llamados a iluminar el mundo con el testimonio de su fe.+