Viernes 26 de abril de 2024

Virgen de Caacupé: la parroquia que cobija e integra a los venezolanos

  • 13 de enero, 2022
  • Buenos Aires (AICA)
El párroco del templo conversó con AICA sobre cómo es la vida comunitaria "con un mix de nacionalidades", a pocos días de la entronización de la reliquia del beato venezolano José Gregorio.
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La parroquia Nuestra Señora de Caacupé, ubicada en el barrio porteño de Caballito, a pesar de estar dedicada a una advocación mariana originaria del Paraguay, congrega a muchos venezolanos que sienten este templo como su comunidad de pertenencia. El párroco, presbítero Eusebio Hernández, conversó con AICA sobre los desafíos y preguntas que se presentaron cuando inició esta nueva misión como pastor.

Según el padre Eusebio, la llegada de venezolanos a la comunidad sucedió de manera espontánea hace cinco años. “Empezamos a notar que en nuestras misas de domingo venía gente nueva. Y cuando salía a saludar, uno escuchaba que el acento era diferente al nuestro”. 

Así comenzó esta relación cercana del sacerdote con los migrantes. Cada uno cargando sus historias, particularidades, devociones, y costumbres según las regiones de Venezuela. El padre mencionó que “los jóvenes decían que llegaron hace unos meses y le prometieron a la mamá que no iban a abandonar la fe cuando tuvieran que migrar". Y señalaban que una de las razones por las cuales comenzaron a sentirse parte es porque encontraron a otros venezolanos. 

Por tal motivo, como párroco tuvo que atender a nuevas necesidades. Una de ellas es dar lugar a las devociones locales y populares propias de cada región del país caribeño. “Los primeros que llegaron acá empezaron con un cuadrito muy pequeño de la Virgen de Chiquinquirá, o como ellos la llaman, ‘la Chinita’, que es la patrona del sur, de Maracaibo. Ellos vinieron hace cinco años y me pidieron si podían llevar la Virgen hacia el altar porque se celebraba una advocación muy importante en Venezuela”.

También está muy presente la devoción a la Virgen del Valle, propia del oriente del país, y el cariño especial por Juan el Bautista, por parte de la población de las costas. Además, los venezolanos de la región andina tienen una devoción muy arraigada hacia el Niño Dios. En cuanto a esto, Eusebio comentó: “Sus pesebres se empiezan a armar casi en octubre, ocupan todo el living de su casa, así estén viviendo hoy en un monoambiente, se saca la mesa o el sillón y se pone ahí hasta el 2 de febrero”. Desde hace dos años, este grupo es el encargado de armar el pesebre en la parroquia. La fiesta andina de la Paradura del Niño se celebró el pasado domingo 9 de enero durante la misa. 

Por eso, el párroco mencionó que en Caacupé “tienen muchas patronales”. La llegada de los venezolanos fue bien recibida por la comunidad argentina y paraguaya, y confiesan que la parroquia tomó vida con su llegada. “El 8 de diciembre, que fue la fiesta de la Virgen de Caacupé, en la parrilla había paraguayos, argentinos, venezolanos. Todo el voluntariado era un mix lindísimo de nacionalidades”, expresó Eusebio. 

En ese sentido, manifestó que “lo que hay que rescatar del pueblo venezolano es esta fe que se vive en familia”, y agregó: “Ellos tienen mucha costumbre de pertenecer a grupos parroquiales desde que eran chicos, y no quieren dejar que la fe se les apague, sobre todo en la migración en la que es tan duro conseguir trabajo, una vivienda, soportar la distancia con los lazos afectivos”.

De ahí que resaltó el amor que tienen los venezolanos por la parroquia. “Grupos de mujeres que se juntan para limpiar el templo, o una vez al mes los hombres venezolanos cambian los foquitos de luz, es decir, se fijan si está todo bien.  Sienten a la parroquia como su casa. Entonces todo está impecable y eso la comunidad argentina lo ve”. 

En resumen, Nuestra Señora de Caacupé se volvió un sitio en el que los venezolanos pueden sentirse acogidos, y al llegar a Buenos Aires, muchos saben que es un lugar en el que pueden encontrar una grata bienvenida y ayuda en sus necesidades. 

Una de las campañas que realizan es la de donación de abrigos porque muchos venezolanos “no están acostumbrados al frío de acá”, comentó Eusebio e informó que en dos campañas se entregaron ropa de invierno a 5 mil venezolanos.

En cuanto a los desafíos que se le presentaron en los comienzos, el párroco confesó: "Como sacerdote jamás me imaginé acompañando a una comunidad migrante. Yo fui monje de clausura siete años, hacíamos cantos gregorianos, entonces nunca me pensé rodeado de migrantes o celebrando una misa con tambores.  Pero el Señor, si uno le da un sí, va suscitando en uno el corazón de pastor que tu gente necesita", concluyó.

Entronización de la reliquia del beato Gregorio Hernández
Entre las diversas devociones que presentan los venezolanos, la que tienen hacia José Gregorio Hernández traspasa todas las regiones. El beato fue un médico, científico, profesor, filántropo de vocación católica, y franciscano seglar venezolano, conocido en su país como “el médico de los pobres”.

Así, Eusebio apuntó que “no hay familia venezolana a la que el beato no haya hecho un milagro. Más allá del milagro que reconoció la Iglesia, era ya considerado un santo por voluntad popular. Hace cinco años, encontraba que los venezolanos llevaban la imagen de Gregorio en su billetera una estampita o una medallita”.

La beatificación de José Gregorio Hernández fue en abril de este 2021, y es la primera de un laico venezolano, a 72 años de haberse iniciado la causa. Su devoción se extendió por su fama de donar medicamentos y atender gratis a los pacientes más vulnerables de Caracas.

Por esa razón, la comunidad de Caacupé entronizará, en el templo, la reliquia del beato este sábado 15 de enero, durante la misa vespertina de las 19.

La parroquia está ubicada en Rivadavia 4879, Ciudad de Buenos Aires; su teléfono es 011 4904-0648; su Whatsapp es+54 11 2759-9635; su correo electrónico es secretariacaacupecaballito@gmail.com y en la redes sociales: parroquia.caacupe (Facebook), @caacupecaballito (Instagram)+ (Camila Grioli)

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