Lunes 25 de noviembre de 2024

Mons. Ojea reza la oración del perdón propuesta por Francisco

  • 19 de marzo, 2022
  • San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
En su reflexión dominical, el obispo recordó también que la Cuaresma "es la oportunidad de gracia que nos da el Señor de cambiar el corazón, volver a Él, volver al amor auténtico, a nuestros hermanos"
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El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Vicente Ojea, reflexionó sobre el Evangelio del tercer domingo de Cuaresma, que habla de las grandes desgracias sucedidas en tiempos de Jesús, y consideró que pueden homologarse con las actuales: “Tantas enfermedades y muertes en tiempo de pandemia y ahora la guerra”.

“En tiempos de Jesús pensaban que los que recibían las desgracias eran culpables, y los que eran preservados, no. En cambio, Jesús nos invita a la conversión al ponernos delante las desgracias que suceden a los hermanos, el Señor quiere que meditemos y que cambiemos el corazón”, aseguró.

“Estamos viviendo una ‘espiritualidad de guerra’, no una espiritualidad de paz. Si nosotros examináramos nuestros pensamientos, deseos, actitudes, acciones, gestos y palabras, nos daríamos cuenta el modo como ha crecido la violencia dentro de nuestro corazón y expresada hacia afuera en lo personal, en lo familiar, en lo social. Y el Señor nos llama a la conversión”, sostuvo.

El prelado sanisidrense señaló que el segundo tema del Evangelio es “la paciencia de Dios, cuando al pasar tres veces sobre la higuera, que es estéril e infecunda, le da una oportunidad más sin cortarla”.

“Nuestra ansiedad frente a lo que nos parece inútil, lo que no produce, lo que no da fruto y lo que es infecundo, nos lleva inmediatamente a eliminar lo que nos sirve, y sin embargo el corazón de Dios nos quiere dar una oportunidad, es como si el Evangelio nos invitara a decirnos: ‘estás a tiempo, el Señor tiene paciencia, podemos convertirnos, tenemos otra oportunidad’. Y esto es la Cuaresma, la oportunidad de gracia que nos da el Señor de cambiar el corazón, volver a Él, volver al amor auténtico, a nuestros hermanos”, subrayó.

En este contexto, monseñor Ojea invitó a rezar juntos esta oración de perdón que ha compuesto el Santo Padre con motivo de la guerra en Ucrania.

“Yo creo que esta oración de pedido de perdón nos puede ayudar a cambiar el corazón y a tener otra oportunidad en medio de esta espiritualidad de guerra que estamos viviendo”, dijo y comenzó a rezarla: 

“Perdónanos la guerra Señor. Señor Jesús hijo de Dios nacido bajo las bombas en Kiev, ten piedad de nosotros”
Para implorar:
“Señor Jesús, muerto en los brazos de su madre en un búnker en Kharkiv, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, enviado al frente con veinte años, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, que todavía ves manos armadas a la sombra de tu Cruz, ten piedad de nosotros”.
La oración continúa reclamando el perdón de Dios: “Perdónanos si estas manos que creaste para custodiar, para expresar ternura, para acariciar, se han convertido en instrumentos de muerte.
Perdónanos Señor si seguimos, como Caín, tomando piedras de nuestro campo para matar a Abel.
Perdónanos si seguimos justificando con nuestro cansancio la crueldad, si con nuestro dolor legitimamos la brutalidad de nuestros gestos”.
Y culmina con la llamada más emocionante a la paz: “Perdónanos la guerra, Señor.
Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ¡te imploramos! ¡Detene la mano de Caín! Perdónanos la guerra Señor.
Ilumina nuestra conciencia.
¡Que no se haga nuestra voluntad, no nos abandones a nuestras acciones!
¡Detenemos, Señor, detenemos! Estamos a tiempo.
Y, cuando hayas detenido la mano de Caín, cuida también de él. Es nuestro hermano.
¡Oh, Señor, pone freno a la violencia!
¡Detenenos, Señor, detenenos!
Amén”.

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