Jueves 21 de noviembre de 2024

Mons. Ojea advirtió sobre un contexto "reticente al diálogo y afecto al monólogo"

  • 2 de mayo, 2022
  • Pilar (Buenos Aires) (AICA)
En la misa de apertura de la plenaria, el presidente de la CEA instó a un diálogo claro, confiado, sencillo y prudente en todos los ambientes, al considerarlo "la expresión primera de la fraternidad".
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El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Vicente Ojea, exhortó a un diálogo claro, confiado, sencillo y prudente en todos los ambientes, como expresión primera de la fraternidad, luego de advertir sobre un contexto nacional y mundial “reticente al diálogo y afecto al monólogo”.

“En la escena nacional todo es controversial. La primacía de las emociones y las pasiones divide familias y amigos. En este clima se hace muy difícil pensar y escuchar”, sostuvo al presidir esta tarde la misa de apertura de la 120ª Asamblea Plenaria de la CEA que hasta el viernes se desarrollará en la casa de retiros El Cenáculo, de Pilar.

“Nos llenamos de rencores y nos alejamos unos de otros. Muchas veces elegimos el silencio en nuestros encuentros y preferimos por temor al conflicto, evadirnos con temas triviales aunque es difícil encontrar algunos en los que no haya controversia”, profundizó.

El prelado sanisidrense señaló también que “como telón de fondo en el plano internacional tenemos la realidad de la guerra y todas sus consecuencias humanitarias que pueden ir blindando nuestro corazón para sucesos tan tremendos como las muertes diarias de tantos, en especial la muerte de niños, la desesperación de los refugiados”.

“Todo esto unido al rápido enriquecimiento económico de algunos que lucran con las guerras y la venta de armas”, planteó.

Monseñor Ojea adelantó que mañana el plenario episcopal volverá a reflexionar sobre la encíclica Fratelli tutti, en la que el papa Francisco “invita porfiadamente, a reconstruir espacios de encuentro y de dialogo”. 

“Hemos sido creados para el encuentro y la relación, no solo para estar conectados sino relacionados. ‘La vida no es tiempo que pasa sino tiempo de encuentro…’ va a decirnos al hablarnos del buen samaritano”, recordó señalando ese documento pontificio.

“El fundamento de la fraternidad es nuestra dignidad de hijos de Dios que necesita de reconocimiento. No puede haber fraternidad sin diálogo porque éste es la expresión primera de la fraternidad. El papa Francisco va a poner de relieve actitudes sencillas y cotidianas que crean la atmosfera de humanidad necesaria para el dialogo y para confirmarnos en nuestra vocación fraterna”, sostuvo.

El presidente del episcopado argentino detalló que “acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto, todo eso se resume en el verbo dialogar, para encontrarnos y ayudarnos mutuamente necesitamos dialogar”.

“No hace falta decir para qué sirve el dialogo, me basta pensar que sería el mundo sin ese diálogo paciente de tantas personas generosas que han mantenido unidas a familias y a comunidades. El diálogo persistente y corajudo no es noticia como los desencuentros y los conflictos; pero ayuda discretamente al mundo a vivir mejor, muchos más de lo que podamos darnos cuenta”, insistió en subrayar citando Fratelli tutti.

Monseñor Ojea recalcó la importancia del diálogo en el proceso sinodal en el que la Iglesia está inmersa y, dirigiéndose a sus pares, recordó que “la conferencia episcopal es una expresión dialogal de colegialidad y comunión”.

“La misión pastoral de animar la vida del Pueblo de Dios en la Argentina se nos confía como colegio en el sentido teológico del término, la conferencia es nuestra expresión de colegialidad, nos reunimos para profundizar la comunión, para orar juntos que es la forma primera y fundamental de comunión y luego iniciar un diálogo, pero no cualquier diálogo porque nuestros diálogos tienen como objetivo el discernimiento de la voluntad de Dios para nuestro pueblo”, añadió.

El presidente de la CEA consideró que los obispos tienen “la responsabilidad de dialogar para llegar juntos a la manifestación de algunos indicios del querer de Dios para nosotros, para su pueblo que peregrina en la Argentina”.

“Es una responsabilidad pero sobre todo es una gracia para la que hay que disponerse y abrirse porque supone nuestra naturaleza y el Señor no es de avasallar libertades”, precisó, y concluyó: “Le pedimos a la Virgen de Lujan, la patrona de nuestro pueblo argentino, que nos ilumine en estos días para enriquecernos con la diversidad de nuestras experiencias y miradas y alegrarnos por descubrirnos nuevamente renovados en la gracia de la comunión fraterna”.

» Texto completo de la homilía

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