Domingo 28 de abril de 2024

Mons. Margni animó a caminar sin demora, como la Virgen, al encuentro del pueblo

  • 16 de agosto, 2023
  • Avellaneda (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de Avellaneda-Lanús presidió las patronales de Nuestra Señora de la Asunción, en la que convocó a una esperanza que "ayude a todos a salir adelante y especialmente a cuidar a los más pobres"
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El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Marcelo Margni, presidió el 15 de agosto la misa central en honor de la patrona, Nuestra Señora de la Asunción, en plaza Alsina, y tras la procesión por las calles de la ciudad con la imagen mariana.

La Eucaristía fue concelebrada por el hasta ahora párroco de la catedral, presbítero Raúl Rodríguez Rancati; el presbítero Gabriel Favero, quien se hará cargo del templo, y gran parte del clero diocesano. Estuvieron presente el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, y la diputada Magdalena Sierra, entre otras autoridades.

En la homilía, monseñor Margni aseguró que el secreto de la Virgen María radica en ser “la mujer que aprende a escuchar las llamadas de Dios” y convocó a la feligresía diocesana a repetir una y otra vez la consigna: “Con la Virgen María, comunidades en camino”.

“Con la Virgen brota la mirada esperanzada y esperanzadora, que sabe reconocer la cercanía bondadosa del Dios que salva; y todo comienza con ese simple movimiento: María partió y fue sin temor a un pueblo”, destacó.

El obispo recordó la carta que les escribió en Pentecostés con orientaciones pastorales sencillas que pudieran animar a la comunidad en los próximos años, y reiteró: “La consigna que les propuse es revitalizar y fortalecer las comunidades parroquiales, dando centralidad al Evangelio escuchado, vivido y anunciado; creciendo en cercanía misericordiosa con los más pobres y con los que sufren; apostando por una conversión sinodal de participación y responsabilidad compartida en todas nuestras expresiones comunitarias”.

Tras explicar la importancia de esa actitud de salir sin demora de la Virgen y disponible a las llamadas del Evangelio, precisó: “Hay una atención delicada en esto. Ni la inmovilidad que nos paraliza ni la prisa que lo dispersa. No podemos quedarnos inmóviles, anclados, tal vez al pasado, complacidos con lo que ya hemos hecho, con el siempre se hizo así”.

“Pero tampoco podemos precipitarnos ansiosamente en cualquier dirección, sin un discernimiento atento y profundo, y sobre todo compartido. Sin discernimiento, sin confianza en la voz del Espíritu que se deja oír; cuando juntos no nos ponemos a la escucha, nuestros caminos se disgregan, se pierden en las calles sin salida, nos conduce a la casi inevitablemente dispersión, o peor aún, al aislamiento y a las rupturas”, advirtió.

Monseñor Margni insistió en destacar que “María es la mujer atenta a lo nuevo que surge, a lo nuevo que buscan hacer, que lentamente madura entre nosotros” y subrayó: “Sin apertura a lo nuevo, ningún camino será posible, ningún encuentro será posible, ninguna Buena Noticia será posible”.

“Con María ponerse en camino no es repetir lo de siempre, sino abrirnos con disponibilidad a lo nuevo que surge, a caminos nuevos que la historia nos propone por delante, a caminos nuevos que Dios mismos nos abre”, y reconoció: “Abrirse a lo nuevo, despierta temores, es aventurarse por terrenos desconocidos y adentrarse por sendas que nos hacen sentir inseguros”.

“Son tiempos difíciles y queremos escuchar la voz de Dios para que nos oriente”, indicó, y aseguró: “Con María aprendemos a no prestar oídos a esos profetas de desgracias que van diciendo que nuestra época, comparada con pasadas, han ido empeorando”.

El obispo admitió que “no estamos bien; no hay situaciones que nos permitan mirar un futuro mejor”, pero consideró que “en esta plaza y con la Virgen miramos el futuro con esperanza. Esperanza de compromiso, esperanza que nos ayude a todos a salir adelante y especialmente a cuidar a los más pobres”.

Monseñor Margni puntualizó que “ponerse sin demora en camino, es el fruto de la escucha. Hay que escuchar a Dios, hay que escuchar la historia, hay que escuchar al pueblo. a verdadera conversión de nuestras comunidades. Sólo es posible en la medida en que juntos, y repito juntos, nos ponemos a la escucha del Evangelio, nos dejamos guiar por él y dejamos que nuestras comunidades se conviertan en conversión sinodal; que significa, precisamente, caminar juntos con María”

“Dejémonos alentar por la fe y la confianza de María; dejémonos animar por la disponibilidad y la apertura de la Virgen; dejémonos educar por la escucha atenta y la mirada esperanzada de María. Con María también nosotros pongámonos en camino, para ir sin demora al encuentro de nuestros pueblos, al encuentro de nuestro pueblo, de nuestra gente, de nuestras comunidades; al encuentro de nuestro barrio, al encuentro de nuestros vecinos, especialmente de los que más sufren”, concluyó.+