Jueves 21 de noviembre de 2024

Mons. Lozano: 'La esperanza sigue de pie. ¡Feliz Pentecostés!'

  • 29 de mayo, 2023
  • San Juan (AICA)
En su reflexión semanal, el arzobispo de San Juan de Cuyo explicó que "la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo".
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Monseñor Jorge Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo, recordó que la guerra a causa de la invasión de Rusia a Ucrania cumplió ya quince meses, y lamentó que, “lejos de acercar soluciones, algunos Estados aprovechan para incrementar la venta de armas”.

“Hacen su negocio a expensas de las víctimas. Millones de desplazados, en su mayoría niños, niñas, adolescentes. Destrucción y muerte”, advirtió en su reflexión semanal.

El arzobispo sanjuanino atribuyó estas situaciones de injusticia persistentes en el mundo “al abuso de los poderosos” y planteó: “El uso de la violencia, las amenazas, las complicidades con grupos de presión, el crimen organizado, el soborno, son sus metodologías para impedir los verdaderos cambios que hacen falta en la sociedad”. 

“Mientras tanto, el planeta sigue siendo maltratado y saqueado sin piedad”, lamentó, e indicó: “Esto que señalamos a nivel global sucede en los diversos niveles de las relaciones humanas”.

Monseñor Lozano reconoció que muchas veces se ha preguntado “si el miedo es uno de los mayores impedimentos para tener un mundo mejor”, y consideró: “El miedo nos paraliza y nos impide decir y hacer lo que corresponde. Nos atemoriza el riesgo de perder el trabajo, de ser descalificados, de que suframos consecuencias nefastas. Nos sumergimos en el silencio, la ceguera y la sordera, como en la representación gráfica de los tres monos”.

Asimismo, recordó que Martín Luther King, pastor bautista asesinado en abril de 1968, decía: ‘No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos’”.

“El poder mete miedo y a menudo la desproporción de fuerzas acobarda. Preferimos el dicho ‘soldado que huye sirve para otra batalla’, en lugar de jugarnos el pellejo y ‘poner toda la carne en el asador’”, graficó con dos expresiones populares.

El arzobispo insistió en advertir que “el desaliento puede llevarnos a la depresión, el escepticismo, el nihilismo”, y se preguntó si “la esperanza tiene lugar”.

“Jesús no nos abandona. Envía al mundo la fuerza del Espíritu Santo. San Pablo nos enseña que ‘la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que se nos ha dado’. La Resurrección de Jesús nos fortalece”, aseguró.

Tras indicar que el domingo pasado se escuchaba en el Evangelio que “Él ha recibido plenos poderes en el cielo y en la tierra”, señaló que este domingo se celebra la solemnidad de Pentecostés, la efusión del Espíritu Santo en la Iglesia y el mundo.

“La fuerza del Espíritu está en el comienzo de la Iglesia, y no se aparta nunca de nosotros. Es Él quien nos conduce por senderos de renovación misionera, animándonos a una auténtica conversión. El camino sinodal que estamos transitando sólo es posible con el Espíritu Santo. Es el verdadero protagonista”, subrayó.

“Nos libera del intimismo que nos aísla o el fundamentalismo que reduce la fe a ideología. Nos impulsa a la cercanía con quienes sufren o son descartados”, agregó. 

Monseñor Lozano explicó que, “en la Biblia, se lo representa con varias imágenes que nos acercan a comprender su obra: agua, viento, fuego… Son maneras de mostrar la potencia, la fuerza su impulso. La Pascua de Cristo es el momento de la efusión del Espíritu”.

“Sabemos que, a partir de esa efusión del Espíritu, los Apóstoles salieron por todos los lugares posibles a predicar sobre Jesús, y a dar testimonio de su Muerte y Resurrección. No desapareció el miedo como por arte de magia, sino que fueron fortalecidos para responder a los desafíos que se les presentaban. Debían renovar cotidianamente la confianza en la presencia de Jesús, que los sigue acompañando con la fuerza que Él mismo había enviado. Ese mismo Espíritu es derramado en todos nosotros desde el día de nuestro Bautismo, para que venzamos al miedo y la apatía”, concluyó.+