Jueves 21 de noviembre de 2024

El arzobispo de Buenos Aires presidió la fiesta de la Virgen de Montserrat

  • 13 de septiembre, 2023
  • Buenos Aires (AICA)
Mons. García Cuerva pidió a esa advocación mariana que nos ayude "a no bajar los brazos; que no dejemos que nos gane la desesperanza, el desaliento y la tristeza".
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La comunidad de la parroquia porteña de Nuestra Señora de Montserrat (situada en la avenida Belgrano 1151) celebró, el domingo 10 de septiembre, sus fiestas patronales con la misa presidida por el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, monseñor Jorge García Cuerva, y concelebrada por el párroco, Néstor Panatti.

A la luz de las lecturas proclamadas, el prelado recordó aquel momento en que la Virgen María visitó a su prima Isabel en un pueblo de la montaña llamado Judá: “La Virgen tuvo que hacer algún tipo de esfuerzo, junto con la gente que la acompañaba, porque el camino era cuesta arriba, como a veces también nuestra vida se hace cuesta arriba”, manifestó.

“Si bien nosotros vivimos en una ciudad en la que no tenemos que andar subiendo montañas, estoy seguro de que más de una vez habremos sentido que la vida se nos hace cuesta arriba, y que entonces cada día es un enorme esfuerzo por seguir adelante”, aseguró el prelado, quien además señaló que “esa montaña de Judá, esa montaña que María está subiendo, representa un poco cuando la vida a ella, la vida a Isabel se le hizo difícil; cuando tuvieron que poner mucho esfuerzo, y muy fuerte ,para poder seguir adelante”.

A pesar de sus problemas, destacó, “el encuentro entre estas dos mujeres transforma sus vidas en profunda alegría, porque al encontrarse su vida se hace una vida de alegría, y no es que se olvidan de los problemas que tienen, pero el secreto de estas dos mujeres es no quedarse mirándose el ombligo, es tratar de darle una mano al otro y el secreto está también en no quedarse quejándose todo el tiempo, sino que le ponen garra a la vida, le ponen entusiasmo”.

Finalmente, encomendó especialmente a la Virgen de Montserrat, “que sabe lo que es la montaña y sabe lo que es el cuesta arriba de la vida, que nos ayude a nosotros a no bajar los brazos; que a pesar de que la vida se nos haga difícil sigamos pensando que hay otros que nos necesitan, como María pensó en Isabel e Isabel en María, y que disfrutemos de los momentos lindos, como estas dos mujeres cuando se encontraron; que no dejemos que nos gane la desesperanza, el desaliento, la mala onda, la tristeza”. 

"No permitamos que nos roben la alegría, ni la esperanza ni los sueños. No bajemos los brazos”, concluyó.

Durante los festejos, se realizó también la tradicional procesión con la imagen de la Virgen por las calles de barrio.+