Viernes 19 de abril de 2024

Mons. Colombo rescata el verdadero sentido de las leyes

  • 9 de marzo, 2021
  • Mendoza (AICA)
"Las leyes están para la convivencia, para la armonía social y en ésta, Dios tiene un rol preeminente, como garante", recordó el arzobispo de Mendoza.
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El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Daniel Colombo, presidió la misa dominical en la parroquia Asunción de la Virgen, de la localidad mendocina de Dorrego, donde reflexionó sobre la entrega del Decálogo, al que definió como “una ley que en adelante guiará los vínculos de alianza entre Dios y los israelitas”.

“No se trataba de una ley injusta, no se trataba de una ley desmesurada, sino que buscaba arreglar aquellos vínculos tan importantes que tienen que ver con la fidelidad a Dios, el respeto a su paternidad, a su providencia y también lo que significaba el vínculo con los hermanos”, destacó.

“Podemos decir que es una ley ejemplar por cuanto trata en pocas palabras de hacer notar, para un pueblo tan antiguo, el valor de Dios, la importancia de Dios para un pueblo y también la convivencia entre los hombres, el respeto a los derechos fundamentales”.

El arzobispo mendocino contó la historia de un niño que, tras regresar a la presencialidad escolar, le dijo a su madre que espezó bien, pero que está aislado de sus compañeros de aula.

“Esa expresión en la boca de un niño nos hace notar que, más allá de esta situación concreta, nosotros formamos parte de un todo y sentimos, nos duele estar lejos unos de otros. Por eso el valor de esta Ley, por eso el valor del Decálogo: la convivencia, la unidad, el sentido profundo de la comunión entre los miembros de un pueblo”, subrayó, y agregó: “A veces, tenemos una forma de pensar la ley como la que viene a privarnos, quizás por tristes experiencias que tenemos. Las leyes están para la convivencia, para la armonía social y en ésta Dios tiene un rol preeminente como garante. Es una ley que brota para regir no sólo las conductas sino sobre todo el corazón de los hombres”.

Monseñor Colombo señaló que “Jesús ante los mercaderes del templo proclama el señorío de Dios. Dios no se deja comprar, Dios no tiene precio, Dios no se vende ni se compra, Dios está sobre todos nosotros”.

“Su vida, su palabra, su testimonio, nos invitan a purificar nuestra mirada interior y a valorar a Dios sobre todas las cosas, como nos dice el Decálogo; sobre todo ahora que Jesucristo es la palabra del Padre, la palabra definitiva, la palabra que vence a la muerte y al pecado”. 

“En el camino de la Cuaresma no dejemos de buscar el sentido profundo de las normas de la Ley. A no quedarnos con un cumplimiento que es exterior, material; a descubrir el sentido profundo de la convivencia. No somos islas, no estamos aislados, y sobre todo a buscar en el amor a Cristo, Cristo crucificado, la certeza honda de que ese es el camino, el de la cruz del Señor, para ganar. Él nos ha dado la victoria, Él nos ha hecho capaces de su misma vida”, concluyó.+