Viernes 19 de abril de 2024

Mons. Collazuol confió el camino pastoral diocesano a la Virgen

  • 4 de marzo, 2019
  • Concordia (Entre Ríos) (AICA)
Con el título "La Virgen María en nuestro camino", el obispo de Concordia, monseñor Luis Armando Collazuol, envió un mensaje a la comunidad en ocasión de la Asamblea Diocesana de Pastoral, que se llevó a cabo el sábado 2 de marzo.
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El obispo de Concordia, monseñor Luis Armando Collazuol, se dirigió a la comunidad en una carta pronunciada en ocasión de la Asamblea Diocesana de Pastoral, que se llevó a cabo el 2 de marzo. El mensaje lleva el título "La Virgen María en nuestro camino", y hace referencia a la presencia de María "en la historia y en el alma de nuestro pueblo".

"En el Camino pastoral diocesano avanzamos tomados de la mano de nuestra Madre, la Santísima Virgen María", afirmó el obispo, destacando especialmente la religiosidad popular dedicada a las distintas advocaciones.

En ese sentido, monseñor Collazuol mencionó el Año Mariano Nacional y el IV Congreso Mariano Nacional, que se celebrarán en 2020 con motivo del 400º aniversario del hallzgo de la imagen de la Virgen del Valle en la Gruta de Choya, en Catamarca.

"En el año 2021 nuestra diócesis de Concordia celebrará los 60 año de su creación. Toda la vida diocesana y los caminos de su acción pastoral se han recorrido con la mirada confiada a nuestra Madre y Patrona, María Inmaculada de la Concordia", recordó el prelado.

"Además, el 1º de abril del 2020 se conmemorarán los 500 años de la primera Misa en suelo argentino. La primera Eucaristía en lo que hoy es nuestro territorio fue celebrada en el Puerto de San Julián, Provincia de Santa Cruz, el 1º de abril de 1520. Ocurrió con la llegada de la flota de Hernando de Magallanes, quien salió de Sevilla buscando un canal interoceánico entre el Atlántico y el Pacífico. Era el Domingo de Ramos. La Misa fue celebrada por el sacerdote español Pedro de Valderrama, quien acompañaba la expedición de Magallanes", explicó.

"También desde este acontecimiento podemos pensar en la presencia de María entre nosotros. Su imagen estuvo junto al improvisado altar y a la cruz del Señor", señaló.

"Sostenidos por el tierno cuidado de madre de María, y fortalecidos por su Hijo en cada Eucaristía, nos dejarnos sorprender por la obra que Dios quiere seguir realizando en nosotros y por nosotros, como comunidad diocesana. María nos invita una respuesta generosa como la suya: ?Hágase en mí según tu Palabra?", aseguró.

"Junto a María y animados por su fidelidad a la obra de Dios, queremos seguir recorriendo en comunión, y con la participación de todos, el Camino pastoral diocesano en la dimensión mariana de la Nueva Evangelización", continuó.



El obispo expresó el deseo de que, también en nuestro tiempo, María sea "Estrella de la Evangelización".
"Los nuestros son tiempos difíciles, ¡cuáles no lo fueron!, pero son llenos de esperanza. Pidamos a María acompañe con su materna intercesión a nuestra diócesis, para alcanzarnos desde el Padre el don del Espíritu Santo y así ser dóciles al mandato misionero de su hijo", rezó.

"Hay un estilo mariano en la actividad evangelizadora de la Iglesia. Porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño? María sabe reconocer las huellas del Espíritu de Dios en los grandes acontecimientos y también en aquellos que parecen imperceptibles. Es contemplativa del misterio de Dios en el mundo, en la historia y en la vida cotidiana de cada uno y de todos. Es la mujer orante y trabajadora en Nazaret, y también es nuestra Señora de la prontitud, la que sale de su pueblo para auxiliar a los demás «sin demora». Esta dinámica de justicia y ternura, de contemplar y caminar hacia los demás, es lo que hace de ella un modelo eclesial para la evangelización. Le rogamos que con su oración maternal nos ayude para que la Iglesia llegue a ser una casa para muchos, una madre para todos los pueblos, y haga posible el nacimiento de un mundo nuevo", expresó monseñor Collazuol, citando la exhortación apostólica Evangelii Gaudium.

Finalmente, el obispo se refirió puntualmente a la religiosidad popular. "La piedad popular es la mejor prueba de lo muy arraigada que está, de forma natural y espontánea, la religión en el alma del hombre, en el alma de todos los pueblos. No hay pueblo sin sentimientos religiosos, y no hay pueblo en el que la religión no forme parte de su alma y su cultura".

"Hay muchas expresiones de esta espiritualidad en el pueblo cristiano: las fiestas patronales, las novenas, los rosarios y viacrucis, las procesiones, las danzas y los cánticos del folclore religioso, el cariño a la Virgen, a los santos y a los ángeles, las promesas, las oraciones en familia, la oración por los difuntos", enumeró.

"Los Santuarios, como los de Itatí, del Valle o de Luján, entre tantos, son lugares donde las personas acuden, a veces en grandes grupos, con una disposición abierta al encuentro con Dios desde su sencillez, desde sus tradiciones y desde su peculiar formación cristiana", agregó.

"La Virgen María está en el alma de la religiosidad de nuestro pueblo. ¡En cuantas comunidades, quizás alejadas y pobres, muchas veces sin sacerdotes y sin una atención pastoral adecuada, la piedad mariana ha sido el vínculo resistente que las ha mantenido fieles a la Iglesia!", afirmó.

"Cuando miramos a María aprendemos de ella mantener vivas las actitudes de atención, de servicio, de entrega y de gratuidad que deben distinguir a los discípulos de su Hijo, la solidaridad con los pobres y los que sufren, la dimensión materna de la comunidad cristiana y su actitud acogedora para todos", destacó.

"Por todo ello nuestra pastoral, diocesana y parroquial, debe ser sensible a la piedad popular, especialmente la mariana, que por María conduce a Jesús; debemos percibir sus valores innegables, estar dispuestos a ayudarla a superar sus riesgos de desviación, orientarla a un verdadero encuentro con Dios en Jesucristo".

"Al iniciar un nuevo año pastoral en la diócesis necesitamos reafirmar la primacía de la gracia en todo nuestro obrar pastoral, primacía en la que María nos precede con su ?Sí? al Plan de Dios y a la acción del Espíritu Santo".

"María, orante y servidora, discípula y misionera, nos precede y nos orienta. Ella nos sigue visitando y quedándose en medio muestro para recordarnos el Evangelio y para animarnos a anunciarlo. Nos confiamos a la Virgen Madre, y por ella entregamos a Dios nuestro Camino pastoral. Será hermoso recorrerlo de la mano de nuestra Madre", concluyó.