Domingo 24 de noviembre de 2024

"Disponer los corazones a una conversión para que la Pascua sea vida nueva"

  • 4 de marzo, 2022
  • San Luis (AICA)
Lo afirmó el obispo de San Luis, monseñor Gabriel Barba, al presidir la misa del Miércoles de Ceniza, en la que también animó a la comunidad diocesana a "convertirse para ser ricos en misericordia".
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El obispo de San Luis, monseñor Gabriel Bernardo Barba, presidió en la noche del Miércoles de Ceniza, una misa en la catedral San Luis Rey, para dar inicio al tiempo de Cuaresma.

Al iniciar la homilía, monseñor Barba expresó: “Qué lindo sería incorporar a nuestra vida la Lectio Divina, y todos los días tener la costumbre de leer la palabra de Dios… dejar que Dios les hable en el silencio e iluminar la vida”.

Luego recordó la carta que el papa Francisco escribió para este tiempo de Cuaresma: “Comienza diciendo que la Cuaresma es un tiempo propicio para la renovación y el cambio personal y comunitario”, señaló.

El prelado sanluiseño agregó que “nuestra vida de fe nunca es un acto individual, que sólo mira hacia adentro, nuestra fe nos tiene que llevar a sentirnos parte del cuerpo de Cristo y esta conversión individual, personal, tiene que ser también parte de un todo. Somos Iglesia, somos un pueblo de Dios que también necesita caminar hacia la vida nueva desde el corazón de cada persona”.

Seguidamente se refirió a la segunda lectura, y tomando las palabras de San Pablo, expresó: "Déjense reconciliar, dejemos que Dios vaya guiando nuestros corazones".

El próximo domingo, señaló, primer domingo de Cuaresma, "nos va a recordar el Evangelio, el tiempo de Jesús en el desierto" y en la introducción de esa lectura, indicó, dice que "fue guiado por el Espíritu en el desierto”.

En ese sentido, insistió en que necesitamos ser guiados por Dios, “dejarnos guiar por el buen espíritu, porque también el mal espíritu está a nuestro lado cotidianamente por distintos lados, buscando destruir, buscando que la tristeza o la oscuridad ganen nuestros corazones. Este es el tiempo propicio, dejémonos reconciliar, dejémonos llevar por el espíritu”, exhortó.

También recordó las palabras del Magníficat: "Derribó a los poderosos de sus tronos y elevó a los humildes. Este es el puro Evangelio, este es el camino de la reconciliación, del espíritu, derribar potestades, saber que Dios mira al pequeño”.

Posteriormente remarcó que “el Miércoles de Ceniza es día de ayuno y abstinencia. Hoy y el Viernes Santo, sólo dos días tenemos en el año. Abstinencia de carne, ayuno de alimentos”. Luego explicó que esto se realiza, “para que el Espíritu Santo, el buen espíritu, vaya ganando nuestro corazón, invitándonos a la conversión”.

Luego hizo referencia al Evangelio “¿Cuál es mi ayuno hoy? ¿Dónde está mi seguridad? ¿Dónde está aquello que me hace sentir superior a los demás? ¿Dónde está aquello que no me pone freno a juzgar?, pecado tan grande que tenemos muchas veces en la Iglesia y en las comunidades cristianas, nos sentimos superiores, y nos sentimos mejores”.

Y llamando a “una conversión personal, una conversión comunitaria", animó: "Iglesia de San Luis, conviértete, que cada parroquia, que cada comunidad, nos convirtamos para ser ricos en misericordia…”.

Además, consideró que "si hay algo que debemos incorporar en nuestros ayunos, es la parte virtual. Ayuno de celular, eso sí que nos va a doler, niños, adolescentes, padres, adultos…nos hace aislarnos de los demás. Nos comunica con todos, pero nos cierra también como nunca”, advirtió.

Finalmente, y respondiendo al llamado del Santo Padre, pidió rezar especialmente por la paz en Ucrania. Este tiempo de Cuaresma “tiene que ser un tiempo de oración. Yo les invito a algo muy simple, a incorporar el rezar el Rosario en familia” y que nos acompañe “ayuno, oración y limosna. Ayuno, oración y servicio. La conversión es necesaria y cada uno de nosotros necesitamos de la misericordia y también de ejercer misericordia con los demás”, aseguró.

Antes de finalizar, monseñor Barba sostuvo: "Pidamos la fuerza de la gracia de Dios, para que con docilidad dispongamos nuestros corazones de verdad, a un cambio, a una conversión, para que la Pascua no sea una celebración, sino que sea la vida nueva que necesitamos en nuestra vida”.

Posteriormente, se realizó la bendición e imposición de cenizas a los fieles. Finalmente, dio la bendición a los presentes y a quienes siguieron la misa desde las redes sociales del Obispado.+