Viernes 22 de noviembre de 2024

Los prelados que representaron a la Santa Sede en la Argentina

  • 11 de octubre, 2020
  • Buenos Aires (AICA)
Con Mons. Miroslaw Adamczyk son catorce los nuncios que ocuparon la nunciatura apostólica en Buenos Aires de 1916 a 2020.
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Con la misa celebrada el sábado 10 de octubre en la catedral metropolitana de Buenos Aires, hizo su presentación oficial ante la jerarquía eclesiástica y el pueblo argentino el nuevo nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk, designado por el papa Francisco el 22 de febrero de 2020 y llegado al país el 6 de septiembre de 2020.

Monseñor Adamczyk, quien hasta su nombramiento en Buenos Aires se desempeñaba como nuncio en Panamá, se convirtió en el décimocuarto nuncio apostólico ante el gobierno de la República Argentina.

Breve historia de la representación pontificia en la Argentina
El primer nuncio apostólico permanente en la Argentina fue monseñor Alberto Vassallo di Torregrossa, quien, designado por el papa Benedicto XV, fue reconocido por el presidente Victorino de la Plaza el 23 de junio de 1916. Su gestión diplomática terminó en 1922. Le tocó representar al Sumo Pontífice para los festejos del centenario de la independencia argentina.

Lo sucedió monseñor Juan Beda Cardinale. Designado por el papa Pío XI llegó a Buenos Aires el 9 de octubre de 1922, durante los últimos días del primer gobierno del presidente Hipólito Yrigoyen. Su actuación fue muy breve pues al producirse las divergencias con el gobierno del presidente Alvear originadas por la provisión del arzobispado de Buenos Aires, vacante por el fallecimiento de monseñor José María Bottaro OFM, regresó a Roma en agosto de 1925. 

En ese interregno se desempeñó al frente de la nunciatura, con carácter de encargado de negocios, monseñor Maurilio Silvani, quien al dejar Buenos Aires para cumplir funciones en Chile, fue reemplazado, con el cargo de auditor, por monseñor Alberto Levame, que llegó al país en 1925.

Tras estos dos interinatos, el papa Pío XI designó nuevo nuncio a monseñor Felipe Cortesi, reconocido por el presidente Marcelo Torcuato de Alvear el 24 de noviembre de 1926. Diez años después, en diciembre de 1936 fue trasladado a la nunciatura en Polonia. A monseñor Cortesi le tocó recibir y alojar en 1934 al cardenal Eugenio Pacelli (futuro papa Pío XII) que llegó al país para presidir, como legado pontificio, el XXXII Congreso Eucarístico Internacional.

El cuarto nuncio apostólico en la Argentina fue monseñor José Fietta, de larga actuación en nuestro país -17 años- de diciembre de 1936 a marzo de 1953. Fue reconocido oficialmente por el presidente Agustín Pedro Justo. En 1940 monseñor Fietta fue secundado, en carácter de auditor, por monseñor José Canovai, quien falleció "con fama de santidad" en Buenos Aires el 11 de noviembre de 1942 y fue sepultado en la iglesia Regina Martyrum, donde también descansan los restos del primer arzobispo de Buenos Aires, monseñor José Mariano de Escalada y Bustillo. El Siervo de Dios José Canovai tiene iniciada la causa de beatificación.

El quinto nuncio fue monseñor Mario Zanin, llegado a la Argentina en 1953 procedente de la nunciatura de Chile. Tras presentar sus credenciales ante el presidente Juan Domingo Perón, se desempeñó de diciembre de 1953 a agosto de 1958, cuando falleció en Buenos Aires. Desde 1956 actuaba como secretario de la nunciatura monseñor Ubaldo Calabresi quien quedó a cargo de los asuntos de la nunciatura hasta el 22 de noviembre de 1958.

En esa fecha Juan XXIII designó nuncio en la Argentina a monseñor Umberto Mozzoni, prelado nacido en nuestro país. Reconocido como representante pontificio por el presidente Arturo Frondizi, estuvo al frente de la nunciatura once años, de septiembre de 1958 a julio de 1969, fecha en la que Pablo VI lo trasladó a la representación pontificia del Brasil.

Los siguientes nuncios apostólicos en la Argentina fueron:

Monseñor Lino Zanini, designado por el papa Pablo VI y reconocido por el presidente Juan Carlos Onganía. Desempeñó sus funciones desde agosto de 1969 hasta marzo de 1974.

Monseñor Pío Laghi, nombrado por el papa Pablo VI y reconocido por el presidente Perón durante su tercer gobierno. Inició su gestión diplomática el 27 de abril de 1974 y el 21 de diciembre de 1980 el papa Juan Pablo II lo trasladó a la nunciatura de los Estados Unidos.

Monseñor Ubaldo Calabresi, el representante pontificio que más tiempo permaneció en el cargo en nuestro país (19 años, de enero de 1981 a marzo del 2000), fue nombrado por Juan Pablo II y reconocido por el presidente Jorge Rafael Videla. A monseñor Calabresi le tocó recibir las dos visitas del papa san Juan Pablo II, la primera en 1982 con motivo de la Guerra de las Malvinas y la segunda en 1987.

Monseñor Santos Abril y Castelló, de nacionalidad española, primer nuncio no italiano en nuestro país. Designado por el papa san Juan Pablo II y reconocido por el presidente Fernando de la Rúa, se desempeñó de marzo de 2000 a abril de 2003.

Monseñor Adriano Bernardini, designado por san Juan Pablo II y reconocido por el presidente interino Eduardo Duhalde, cumplió su misión diplomática desde abril de 2003 hasta noviembre de 2011, cuando el papa Benedicto XVI lo trasladó a la nunciatura en Roma.

Monseñor Emil Paul Tscherrig, de nacionalidad suiza. Designado nuncio en la Argentina por el papa Benedicto XVI y reconocido por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, ejerció sus funciones de enero de 2012 a septiembre de 2017. En marzo de 2013, al ser elegido papa el cardenal Jorge Mario Bergoglio, monseñor Tscherrig se convirtió en el primer representante del papa argentino, Francisco, en nuestro país. En septiembre de 2017, Francisco lo trasladó a la nunciatura en Roma, en la que sucedió a monseñor Bernardini.

Monseñor León Kalenga Badikebele, de nacionalidad congoleña y primer nuncio de color en nuestro país. Ejerció sus funciones diplomáticas muy poco tiempo ya que en junio de 2019 falleció en Roma. Fue nombrado nuncio apostólico en la Argentina por el papa Francisco, el 17 de marzo de 2018 y el 21 de junio de ese año llegó a la Argentina donde fue reconocido por el presidente Mauricio Macri.

El último representante pontificio en la Argentina y cronológicamente decimocuarto con jerarquía de nuncio apostólico es monseñor Miroslaw Adamczyk, de nacionalidad polaca, quien fue designado por el papa Francisco el 22 de febrero de 2020 y llegado al país el 6 de septiembre de 2020.

Delegados apostólicos e internuncios
A los catorce nuncios que ocuparon la nunciatura apostólica en Buenos Aires de 1916 a 2020, debe añadirse la labor diplomática efectuada por otros nueve prelados que representaron a la Santa Sede con el carácter de delegados apostólicos e internuncios (nuncios interinos). Para ello debemos retroceder hasta la época de la emancipación política de la Argentina.

Cortados los vínculos con la Madre Patria en 1810, al quedar vacante la sede episcopal de Buenos Aires por el fallecimiento del obispo español monseñor Benito Lué y Riega, pasaron muchos años antes del restablecimiento de las relaciones con la Santa Sede.

Ello ocurrió veinte años después, en 1830, cuando a pedido del gobernador de Buenos Aires, Juan José Viamonte, el papa Pío VIII designó a monseñor Mariano Medrano obispo titular de Aulón y vicario apostólico representante directo del Papa ante el gobierno argentino. Fue consagrado en Río de Janeiro, asiento en aquella época de la nunciatura a cargo de monseñor Pedro Ostini con jurisdicción sobre todo el vasto territorio brasileño y las excolonias españolas de la América hispana. Fue reconocido como obispo de Buenos Aires el 25 de mayo de 1834 por Don Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires y encargado de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina.

Varios años antes, la Sagrada Congregación de Negocios Eclesiásticos había enviado a América una misión encabezada por monseñor Juan Muzzi e integrada por monseñor Juan María Mastai Ferretti -más tarde Pío IX-, como delegado apostólico, y el padre Sallusti. Esta misión estuvo en Buenos Aires y en Chile.

Al fallecer el nuncio Ostini lo reemplazó monseñor Scipión D. Fabrini; estos fueron los prelados que abrieron las probabilidades de establecer relaciones diplomáticas de la Confederación Argentina con la Santa Sede.

Delegados Apostólicos
Un primer intento, aunque fugaz, se registró en 1851 cuando llegó a Buenos Aires monseñor Luis Besi (Ludovico de Conte Becci), internuncio ante la Confederación Argentina con el encargo de formalizar un concordato. Lo acompañaba como auditor monseñor Mariano Marini. Permaneció de 1849 a 1854.

En 1857 el general Justo José de Urquiza, gobernador de Entre Ríos y encargado de las relaciones exteriores de la Confederación, propició ante la Santa Sede la llegada a Paraná de monseñor Mariano Marini como delegado apostólico quien cumplió con esa función de 1857 a 1864.

A monseñor Marini lo reemplazó, en 1863, con igual jerarquía monseñor Domingo Sanguini, quien a la vez era internuncio ante el gobierno del Brasil. Ejerció ambas funciones, siempre en su sede de Río de Janeiro, durante once años, de 1863 a 1874.

Delegados Apostólicos y Enviados Extraordinarios
A monseñor Sanguini lo sucedió monseñor Angelo Di Pietro, quien cumplió funciones como enviado extraordinario de la Santa Sede ante el gobierno argentino de 1877 hasta 1879.

Dos años después de su elección, el papa León XIII designó enviado extraordinario y delegado apostólico a monseñor Luis Matera quien se desempeñó en esta función de abril de 1880 a octubre de 1884. A raíz de los ataques a la Iglesia promovidos por Eduardo Wilde, ministro del presidente Julio Argentino Roca, y por el celo con que defendió los derechos de la Iglesia, el 14 de octubre de 1884 monseñor Matera fue expulsado del país mediante una nota del mismo Wilde.

A partir de aquel momento estuvieron interrumpidas las relaciones diplomáticas con la Santa Sede, hasta el 15 de enero de 1900, durante la segunda presidencia del general Roca.

Internuncios Apostólicos
Reanudadas las relaciones, en marzo de 1900 la Santa Sede acreditó ante el gobierno argentino a monseñor Antonio Sabatucci, en carácter de primer internuncio, cuya sede funcionaba en el edificio de Venezuela y Bolívar. Permaneció en el cargo hasta noviembre de 1906.

Lo reemplazó monseñor Aquiles Locatelli, quien permaneció en el cargo de internuncio apostólico desde 1906 hasta 1916, año en el que el papa Benedicto XV nombró a monseñor Alberto Vassallo di Torregrossa primer nuncio apostólico permanente en la República Argentina.

Tres nuncios cardenales
Tres de los prelados que ocuparon la nunciatura apostólica en Buenos Aires alcanzaron posteriormente la dignidad cardenalicia: Umberto Mozzoni, Pío Laghi y Santos Abril y Castelló.

Umberto Mozzoni nació en Buenos Aires el 29 de junio de 1904, pero su familia más tarde se mudó a Macerata, Italia. El 19 de abril de 1969 Pablo VI lo trasladó de la nunciatura en la Argentina a la representación pontificia en Brasil y en el consistorio del 5 de marzo de 1973 lo creó cardenal. El 7 de noviembre de 1983 se derrumbó mientras celebraba misa y luego murió en una clínica romana a los 79 años. Está enterrado en la Catedral de Macerata.

Pío Laghi nació el 21 de mayo de 1922 en Forlì, Italia. Siendo nuncio en la Argentina, el 21 de diciembre de 1980 el papa Juan Pablo II lo trasladó a la nunciatura en los Estados Unidos y el 28 de junio de 1991 lo creó cardenal. Falleció en Roma el 11 de enero de 2009, a los 86 años de edad.

Santos Abril y Castelló nació el 21 de noviembre de 1935 en Alfambra, Teruel, España. Siendo nuncio en la Argentina, en 2003 el papa Juan Pablo II lo trasladó a las nunciaturas de Eslovenia, Bosnia-Herzegovina y Macedonia. El 18 de febrero de 2012 el papa Benedicto XVI lo creó cardenal. Actualmente es arcipreste emérito de la basílica papal Santa María Mayor.+