Jueves 21 de noviembre de 2024

Los correntinos renovaron su devoción a la Cruz de los Milagros

  • 4 de mayo, 2023
  • Corrientes (AICA)
Hubo una procesión con la réplica y una misa presidida por el arzobispo Andrés Stanovnik, quien destacó: "Este madero es la señal definitiva de la derrota del odio y de la venganza".
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Una multitud de correntinos participó de la fiesta y procesión de la Cruz de los Milagros, que se llevó a cabo el 3 de mayo en las calles de la capital provincial bajo una llovizna leve y fue encabezada por el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap.

La procesión con la réplica de la Cruz de los Milagros salió del templo donde es preservada la original, y recorrió la calle Belgrano hasta Buenos Aires, siguiendo por 25 de Mayo y pasando frente de la iglesia de La Merced, donde las campanas repicaron al paso del Santo Madero. Luego continuó por calle Salta hasta Belgrano, hasta retornar a la iglesia de la Santísima Cruz de los Milagros, donde el arzobispo correntino presidió la misa.

Entre otras autoridades, participaron de la procesión el vicegobernador de Corrientes, Pedro Braillard Poccard, el intendente de la capital provincial, Eduardo Tassano, y el viceintendente Emilio Lanari.

Estuvieron presentes también ministros y subsecretarios del Poder Ejecutivo provincial y representantes de las fuerzas de seguridad, los que junto a miles de peregrinos de la feligresía católica acompañaron al arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik, quien presidió la tradicional demostración de fe del pueblo al Madero Sagrado, cuya réplica recorrió las calles céntricas junto a imágenes, cánticos, siendo saludada por vecinos que salieron a las veredas, a pesar de la persistente llovizna.

En la homilía, monseñor Stanovnik recordó que con esa procesión finalizó el Mes de Corrientes, en el que se conmemora la fundación de la ciudad. 

“El milagro de este madero está en su capacidad de generar amor en el corazón de los hombres y convertirlos en familia, en pueblo y en pueblos hermanados”, destacó, y completó: “Fue abrazado por Jesús libremente y por amor; este madero es la señal definitiva de la derrota del odio y de la venganza”.

El prelado destacó dos signos de un mismo mensaje: buena memoria para el futuro y buena memoria para caminar juntos. “No hay otro signo que concentre mayor atención, desde la fundación de Corrientes hasta nuestros días, que el signo de la Cruz, al que está íntimamente unida la imagen de la Virgen de Itatí”.

“Estos dos signos concentran y representan lo esencial del mensaje cristiano: que Dios se hizo cercano al ser humano a tal punto que asumió su condición y, mediante sus palabras y sus gestos, nos mostró cuál es el camino para llegar a Dios, no como individuos aislados unos de otros, sino como personas, familias y pueblos. Y lo hizo a su manera porque Él es así, un misterio de comunión y misión", subrayó.

"Las raíces de un pueblo son lo que son, no lo que nos gustaría que fueran. El modo de ser, de sentir y de actuar nos viene de la cultura a la que pertenecemos, enriquecidos con la contribución creativa de las generaciones sucesivas. Libre es la persona o el pueblo que asume su propia historia y la va recreando, y no aquellos que pretenden destruir lo que recibieron, para imponer en su lugar algo que está solamente en sus cabezas", aseveró, y afirmó: "Tampoco es libre aquel que pretende conservar todo tal cual fue siempre. Unos y otros son esclavos de sus ideologías. Raíces sin alas, convierten el pasado en un abuelo decrépito; alas sin raíces, convierten el futuro en un adolescente alucinado. Actualicemos nuestras tradiciones sin nostalgias del pasado ni imposiciones arbitrarias".

Por último, monseñor Stanovnik destacó que la necesidad de seguir aprendiendo "a caminar juntos, con la convicción de que el otro siempre tiene algo que aportar, que las diferencias no deben convertirse en amenazas sino en oportunidades”, y concluyó: “La Cruz Redentora de Jesús es la señal más universal con capacidad para generar un pensamiento verdaderamente integrador, y con la potencia real de forjar la fraternidad entre todos los pueblos. Lo atestiguan de modo irrefutable los hechos concretos de nuestra historia de más de 400 años".+