Dolor y repudio de la Iglesia por los ataques a los templos
- 19 de octubre, 2020
- Santiago (Chile) (AICA)
Atacan, profanan y saquean dos templos en el centro de Santiago en medio de las manifestaciones.
“La violencia es mala, y quien siembra violencia cosecha destrucción, dolor y muerte. Nunca justifiquemos ninguna violencia”, escribe el arzobispo de Santiago (Chile), monseñor Celestino Aós Braco, en un comunicado difundido el 18 de octubre, tras el ataque contra dos iglesias del centro de Santiago de Chile que fueron quemadas este domingo tras la manifestación convocada para conmemorar el primer aniversario de la ola de protestas.
El primer santuario en arder fue la Iglesia San Francisco de Borja, usado regularmente por el cuerpo policial de Carabineros para ceremonias institucionales, y horas más tarde fue la Iglesia de la Asunción, una de las más antiguas de la capital, con más de un siglo y medio de antigüedad. Ambos templos se encuentran en los alrededores de Plaza Italia.
La iglesia de San Francisco de Borja fue también saqueada y algunas de sus imágenes religiosas fueron quemadas en la calle, mientras que la de La Asunción vio como su cúpula caía al suelo consumida por las llamas.
“Ya hace un año sufrimos un estallido de violencia que nos causó tanto dolor personal, y tanta destrucción material que pensábamos habría sido una lección amarga y fuerte. Nos costó reconstruir las instalaciones, y exigió a los más empobrecidos sacrificios e incomodidades constantes; se les hizo la vida más penosa”, se lee en la declaración del arzobispo.
“Los pobres son los más perjudicados -continúa el texto. Esperábamos que no se repitieran esas acciones y esas imágenes. Las acciones violentistas y las imágenes vandálicas las padecemos de nuevo hoy. Sentimos la destrucción de nuestros templos y otros bienes públicos; pero sentimos sobre todo el dolor de tantas personas chilenas de paz y generosidad. Esas imágenes no solo impactan y duelen en Chile, sino que impactan y duelen en otros países y otras gentes del mundo, especialmente hermanos cristianos”.
“En estos momentos sé el dolor tremendo de los feligreses de la parroquia de la Asunción de la Virgen María, y de la parroquia de Carabineros. Sepan y sientan que estamos unidos a ustedes: no perdamos la fe ni la esperanza: el amor es más fuerte, el amor es más fuerte”.
“A todos ustedes, queridos feligreses de Santiago, a todos ustedes queridos chilenos y gente de buena voluntad y amante de la paz, les suplico: basta, basta de violencia. No justifiquemos lo injustificable. Dios no quiere la violencia. Nos encontraremos para hacer como comunidad creyente actos de desagravio y de reparación. Ahora los invito a la oración, a purificar nuestro corazón para que no se nos meta ni el deseo de revancha, ni el rencor, ni el odio, ni la violencia”, escribe monseñor Aós Braco.
Que la violencia no intimide nuestro anhelo de justicia para Chile
La Conferencia Episcopal Chilena (CECh) también repudió la violencia y expresó “su cercanía a quienes han sido víctimas de hechos de violencia que contrastan con las expresiones de quienes se han manifestado pacíficamente”.
Con la firma del presidente del episcopado chileno, monseñor Santiago Silva Retamales y del secretario general, monseñor Fernando Ramos Pérez, los obispos expresan lo siguiente:
“1. Los sucesos de las últimas horas en Santiago y otras ciudades de Chile demuestran que no hay límites para quienes exacerban la violencia. Hemos contemplado con tristeza las agresiones, saqueos y el ataque a lugares de oración, espacios sagrados dedicados a Dios y al servicio solidario de las personas. Nos duele ver un templo patrimonial de Santiago destruido y que se festeje la destrucción. A las comunidades de la parroquia de La Asunción y de la iglesia institucional de Carabineros de Chile expresamos nuestra especial cercanía.
2. Estos grupos violentistas contrastan con muchos otros que se han manifestado pacíficamente. La inmensa mayoría de Chile anhela justicia y medidas eficaces que contribuyan a superar las brechas de desigualdad; no quiere más corrupción ni abusos, espera un trato digno, respetuoso y justo. Creemos que esa mayoría no apoya ni justifica las acciones violentas que causan dolor a personas y familias, dañando a comunidades que no pueden vivir tranquilas en sus hogares ni trabajar, atemorizados por quienes no buscan construir nada, sino más bien destruirlo todo.
3. Este domingo 25 de octubre, la ciudadanía que quiere justicia, probidad, superación de las desigualdades y oportunidades para poder levantarnos como país, no se dejará intimidar por las amenazas de violencia, y concurrirá a cumplir con su responsabilidad cívica. En las democracias nos expresamos con el voto libre en conciencia, no bajo las presiones del terror y la fuerza.
4. Llamamos a todos a contribuir, desde sus propios espacios familiares, laborales y sociales, con una reflexión que nos permita tomar suficiente distancia de la irracional violencia y nos acerque a la amistad cívica. Como nos ha recordado el papa Francisco en su carta encíclica Fratelli tutti, sólo en el cultivo del amor como forma de relacionarnos “haremos posibles la amistad social que no excluye a nadie y la fraternidad abierta a todos”. Desde esta actitud de fraternidad podremos expresarnos con respeto, participar sin temor en democracia y concurrir a la búsqueda del bien común”, concluye el comunicado de la CECh difundido el domingo 18 de octubre.+