Viernes 22 de noviembre de 2024

Hace veinte años, fallecía monseñor Vicente Vetrano

  • 24 de septiembre, 2020
  • Buenos Aires (AICA)
Hoy se cumplen veinte años del fallecimiento de monseñor Vicente Vetrano, sacerdote argentino, teólogo doctorado en Lovaina, profesor universitario, hombre de singular actuación en el periodismo.
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Hoy se cumplen veinte años del fallecimiento de monseñor Vicente Vetrano, sacerdote argentino, teólogo doctorado en Lovaina, profesor universitario, hombre de singular actuación en el periodismo y distintos ámbitos de la cultura.  

En este aniversario se celebraron misas en su memoria en Chivilcoy, su ciudad natal; en Morón, donde residió muchos años y fue vicario episcopal para la Cultura; en Luján y en Getxo, Vizcaya, España, donde reside un sobrino suyo.

Desde 1969 monseñor Vetrano dirigió durante más de 30 años Actualidad Pastoral, una revista coleccionable de impecable presentación y firmas de destacados colaboradores, con una amplia visión de la vida de la Iglesia, así como del panorama social y cultural de América y del mundo.

Impulsó la Bienal de Arte Sacro de Morón, donde muchísimos artistas hacían llegar obras de contenido religioso. Las obras seleccionadas y premiadas por jurados de primer nivel eran luego exhibidas en muestras que se realizaron en el Palais de Glace, en las galerías Pacífico, en la Universidad Católica Argentina (UCA).  La primera bienal se realizó en 1986 y esta iniciativa perduró hasta unos años después de su muerte.

Nacido en Chivilcoy el 1 de junio de 1932, Vicente Vetrano fue ordenado sacerdote el 5 de diciembre de 1954 en la catedral de Mercedes por el obispo de esa ciudad, monseñor Anunciado Serafini. Celebró su primera misa el 8 de diciembre del mismo año, en la iglesia Nuestra Señora del Rosario, de su ciudad natal. Allí reposan sus restos, que fueron trasladados desde Morón, ciudad donde falleció el 24 de septiembre de 2000.

Desde 1957 cursó estudios en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, donde recibió el doctorado en Teología. En el ámbito académico fue profesor en las universidades del Salvador y Católica Argentina (UCA), así como en el seminario de Morón.  Monseñor Vetrano presidió  doce años la Sociedad Argentina de Teología (1972-1984). Con Francois Houtart fue coautor del libro “Hacia una teología del desarrollo, algunas reflexiones” (editorial Latinoamérica Libros, 1967). Escribió cientos de artículos periodísticos. En 1982, el obispo de Morón, monseñor Justo Laguna, lo nombró vicario episcopal para la Cultura. Abierto al ecumenismo y a distintas expresiones del pensamiento, afirmando nítidamente su identidad católica, mantuvo amistosas y estrechas relaciones con distintas iglesias y confesiones cristianas.

Era un hombre de extraordinaria versación, de vastas lecturas, interesado por las ciencias y las artes, por la música y la pintura. Buena muestra de sus inquietudes era su gran biblioteca en la casa que dedicó en Morón a ser un centro de cultura, donde la fe dialogaba con escritores, artistas plásticos, músicos.  Además del latín y el griego, que conocía, valoraba y amaba, tenía un dominio perfecto del inglés, francés, alemán, italiano y portugués.

Participó activamente del Club Gente de Prensa, que hoy lo recordó con afecto: “Acudía a los almuerzos y reuniones con vivo interés, aportando sus puntos de vista y sus inteligentes comentarios con cordialidad, buen humor y generosidad… A veinte años de su partida, le brindamos un agradecido y emocionado recuerdo al buen sacerdote amigo, que descansa en la paz del Señor”. Con otros miembros del Club Gente de Prensa participó en congresos mundiales de la Unión Católica Internacional de la Prensa (UCIP). En una ocasión, en una reunión realizada en Denver, Estados Unidos, fue propuesto para ser asesor espiritual de esa entidad internacional nacida en 1927. Aunque luego la Santa Sede nombró a otro de los cuatro sacerdotes propuestos,  el haber sido considerado y aceptado monseñor Vetrano como posible asesor implicó un valioso reconocimiento de su tarea en pro de la fe en diálogo con la cultura. De hecho, siempre contó con el apoyo del Pontificio Consejo para la Cultura en su emprendimiento de los últimos años: la Bienal de Arte Sacro.

Un año después de su fallecimiento, la ciudad de Morón lo nombró ciudadano ilustre y luego Chivilcoy lo honró con la misma distinción y puso su nombre a una calle de la ciudad donde nació y cursó sus primeros estudios. +