Viernes 22 de noviembre de 2024

Eslovaquia: Francisco propone a la Virgen María "como modelo de una fe en camino"

  • 15 de septiembre, 2021
  • Bratislava (República de Eslovaquia) (AICA)
En la fiesta de la Virgen de los Siete Dolores, Patrona de Eslovaquia, el Papa presidió la misa desde el santuario de Sastin, en el cierre de su visita apostólica a Eslovaquia.
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El papa Francisco presidió este miércoles 15 de septiembre, día de la fiesta de la Virgen de los Siete Dolores, patrona de Eslovaquia, la misa de despedida en la inmensa explanada del santuario de Šaštin en Bratislava en su cuarta y última jornada de visita apostólica en Eslovaquia. 

Ante unas 60 mil personas el pontífice recordó cómo el pueblo eslovaco “acude con fe y devoción a este Santuario nacional de Šaštín, porque sabe que es Ella la que nos da a Jesús”. 

El Obispo de Roma destacó que en el logo de este viaje apostólico “hay un camino dibujado dentro de un corazón que está coronado por la cruz: María es el camino que nos introduce en el Corazón de Cristo, que ha dado la vida por amor a nosotros”.

El pontífice llegó al Santuario de Šaštín, una ciudad de algo menos de 5 mil habitantes, situada a 71 kilómetros de la capital eslovaca, tras despedirse en la nunciatura Apostólico en Bratislava del personal que le acompañó en estos días. 

En el santuario, también conocida como Basílica de los Siete Dolores, mantuvo un momento de oración con los obispos eslovacos antes de dar comienzo a la celebración eucarística.

La Virgen de los Siete Dolores es la patrona de Eslovaquia. El Santuario fue declarado basílica menor por San Juan Pablo II, quien celebró aquí una misa ante 200 mil fieles en 1995. Se trata de un templo del siglo XVI que marcó la historia de Eslovaquia desde entonces.

María como modelo de la fe"
Ante el Evangelio que se escuchó durante la misa, el Papa dedicó su homilía a la Virgen María y afirmó que “podemos mirar a María como modelo de la fe”. 

El pontífice resaltó resaltado tres características de la fe: el camino, la profecía y la compasión. Según Francisco, la fe de María es “una fe que se pone en camino vivió el don recibido como una misión a cumplir, sintió la exigencia de abrir la puerta y salir de su casa”.

"A la comodidad de la rutina, dijo Francisco, la Virgen prefirió las incertidumbres del viaje; a la estabilidad de la casa, el cansancio del camino; a la seguridad de una religiosidad tranquila, el riesgo de una fe que se pone en juego, haciéndose don de amor para el otro”.

Toda la vida de María, según el Santo Padre, “será un camino detrás de su Hijo, como primera discípula, hasta el Calvario, a los pies de la cruz. María camina siempre. Así, la Virgen es modelo de la fe de este pueblo eslovaco, una fe que se pone en camino, animada siempre por una devoción sencilla y sincera”.

La segunda característica de la fe de María es la profecía: “Con su misma vida, la joven de Nazaret es profecía de la obra de Dios en la historia, de su obrar misericordioso que invierte la lógica del mundo, elevando a los humildes y dispersando a los soberbios” ha dicho Francisco.

El Papa pidió no olvidar que “no se puede reducir la fe a azúcar que endulza la vida. Jesús es signo de contradicción. Ha venido para llevar luz donde hay tinieblas, haciéndolas salir al descubierto y obligándolas a rendirse. Por eso las tinieblas luchan siempre contra Él”.

El obispo de Roma indicó como Eslovaquia necesita “mostrar con su vida la belleza del Evangelio, cristianos que son tejedores del diálogo allí donde las posiciones se endurecen, que hacen resplandecer la vida fraterna allí donde a menudo en la sociedad hay división y hostilidad, que difunden el buen perfume de la acogida y de la solidaridad allí donde los egoísmos personales y colectivos predominan con frecuencia, que protegen y cuidan la vida donde reinan lógicas de muerte”.

La última característica de la fe de María es la compasión: “Su fe es compasiva. María desgarrada en el alma, Madre compasiva que recoge nuestras lágrimas y al mismo tiempo nos consuela, señalándonos la victoria definitiva en Cristo”.

El Papa, acabó su homilía, pidiendo a los fieles eslovacos a abrirse “a una que se hace compasión, que se hace comunión de vida con el que está herido, el que sufre y el que está obligado a cargar cruces pesadas sobre sus hombros. Una fe que no se queda en lo abstracto, sino que penetra en la carne y nos hace solidarios con quien pasa necesidad. Esta fe, con el estilo de Dios, humildemente y sin clamores, alivia el dolor del mundo y riega los surcos de la historia con la salvación”.

“Que María Santísima -imploró el pontífice por último- les obtenga la gracia de que vuestra fe siempre siga en camino, tenga el respiro de la profecía y sea rica de compasión”.+