Viernes 26 de abril de 2024

Francisco en San Pablo extramuros: "Anunciar, testimoniar, adorar"

  • 15 de abril, 2013
  • Ciudad del Vaticano
El papa Francisco celebró ayer, domingo 14 de abril, por la tarde una misa en la basílica de San Pablo Extramuros con motivo de su primera visita a esta basílica papal de Roma. Al llegar, se dirigió al sepulcro de San Pablo donde se recogió en oración. En su homilía el Santo Padre señaló que San Pablo fue "un humilde y gran apóstol del Señor, que lo anunció con la palabra, lo testimonió con el martirio y lo adoró con todo su corazón" y agregó que "no se puede anunciar el Evangelio de Jesús sin el testimonio concreto de la vida" y alertó que "la incoherencia de los fieles y los Pastores entre lo que dicen y lo que hacen, entre la palabra y el modo de vivir, minan la credibilidad de la Iglesia".
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El papa Francisco celebró ayer, domingo 14 de abril, por la tarde la Misa en la basílica de San Pablo Extramuros con motivo de tomar posesión de la cátedra de esta basílica papal de Roma. Al llegar, se dirigió al sepulcro de San Pablo donde se recogió en oración.

Antes de la celebración eucarística, el cardenal James Michael Harvey, arcipreste de la basílica de San Pablo, dirigió un saludo al Santo Padre.

En su homilía el Pontífice señaló que San Pablo fue "un humilde y gran apóstol del Señor, que lo anunció con la palabra, lo testimonió con el martirio y lo adoró con todo su corazón" y agregó que "el anuncio de Pedro y de los apóstoles no son solo palabras, sino que la fidelidad a Cristo toca sus vidas, que cambian, reciben una nueva dirección, y es justamente con sus vidas que ellos ofrecieron el testimonio de la fe y del anuncio de Cristo".

"No se puede -señaló el obispo de Roma- anunciar el Evangelio de Jesús sin el testimonio concreto de vida" y alertó que "la incoherencia de los fieles y los pastores entre lo que dicen y lo que hacen, entre la palabra y el modo de vivir, minan la credibilidad de la Iglesia".

Concelebraron con el Santo Padre el cardenal Harvey y los arciprestes eméritos, Andrea Cordero Lanza de Montezémolo y Francesco Monterisi, y el abad de la Abadía de San Pablo, padre Edmund Power. También estaba toda la comunidad benedictina que recibió al Papa.

Teniendo presente la figura del gran apóstol de los gentiles, el Santo Padre dirigió unas palabras especiales, durante su homilía, a los pastores. "No se puede apacentar el rebaño de Dios si no se acepta ser llevados por la voluntad de Dios incluso donde no queremos, si no hay disponibilidad para dar testimonio de Cristo con la entrega de nosotros mismos, sin reservas, sin cálculos, a veces a costa incluso de nuestra vida", señaló.

En este sentido, el Papa recordó que "hay santos de cada día, los santos ?ocultos?, una especie de ?clase media de la santidad?, de la que todos pueden formar parte" y señaló que "en diversas partes del mundo hay también quien sufre, como Pedro y los apóstoles, a causa del Evangelio; hay quien entrega su propia vida por permanecer fiel a Cristo, con un testimonio marcado con el precio de su sangre".

También el papa Francisco con palabras muy fuertes exhortó a los fieles a interrogarse sobre los "ídolos" que a menudo ocupan nuestros corazones y el lugar que deberíamos "reservar para Dios", e invitó a "desnudarnos de tantos ídolos, pequeños o grandes, que tenemos y en los que nos refugiamos, en los que buscamos y muchas veces ponemos nuestra seguridad". Estos ídolos, explicó el Pontífice en la homilía, "son ídolos que, a menudo, tenemos bien escondidos. Pueden ser: la ambición, el gusto por el éxito, ponerse a sí mismos en el centro, la tendencia a prevalecer sobre los demás, la pretensión de ser los únicos dueños de nuestra vida, algún pecado al que estamos vinculados, y muchos otros".

Por ello, indicó el papa Francisco, "esta tarde quisiera que una pregunta resonara en el corazón de cada uno de nosotros, y que respondiéramos con sinceridad: ¿he pensado en cuál ídolo escondido tengo yo en mi vida, que me impide adorar al Señor?".

Y finalizó su homilía remarcando que el Señor "llama cada día a seguirlo con valentía y fidelidad" y envía a "proclamarlo con gozo como el Resucitado" pero pide hacerlo "con la palabra y el testimonio de la vida en lo cotidiano" ya que "el Señor es el único Dios de la vida e invita a despojarse de tantos ídolos y a adorarlo sólo a Él".

Por segunda vez, como hizo en la basílica de San Juan de Letrán, Francisco llevaba la cruz que usaron Pablo VI y Juan Pablo II (y Benedicto XVI durante los dos primeros años de su pontificado).

Después de la misa, el Santo Padre visitó la capilla del crucifijo para venerar el icono de la Virgen ?Theotokos Hodigitria? (Madre de Dios que indica el camino), del siglo XIII, delante de la cual el 22 de abril de 1541 San Ignacio de Loyola y sus primeros compañeros hicieron la profesión religiosa solemne, acontecimiento fundamental para el inicio de la Compañía de Jesús.

Con esta visita a San Pablo Extramuros, el nuevo Obispo de Roma, ha visitado las cuatro basílicas mayores de Roma en su primer mes de su Pontificado.+

Texto completo de la homilía del Santo Padre