Jueves 21 de noviembre de 2024

Femicidios: Su grito de dolor sube hasta el cielo, manifiestan obispos puertorriqueños

  • 13 de mayo, 2021
  • San Juan (Puerto Rico) (AICA)
La Conferencia Episcopal Puertorriqueña puso a disposición las instituciones de la Iglesia para buscar "soluciones conjuntas" a este flagelo que golpea al país centroamericano.
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La Conferencia Episcopal Puertorriqueña, a través de un mensaje, fijó posición sobre el grave flagelo de la violencia contra las mujeres en el país y renuevan su compromiso de estar al servicio de los más vulnerables y exhortan al gobierno a dar una mirada sistémica a la situación.

De hecho, en enero de 2021 el gobierno local declaró en estado de emergencia la isla ante el considerable número de feminicidios.

Por ello “la cultura de la vida nace del corazón mismo de Dios y requiere de todos, un compromiso permanente para que crezca el respeto por la integridad de toda persona” en especial de las mujeres como de un bebé en el vientre materno.

“Su grito de dolor sube hasta el cielo, tiene que estremecernos y reclama de nuestra parte, como creyentes, el abrazo, la denuncia de todo atentado contra el sagrado don de la vida, y el más firme compromiso para contribuir a superar esta situación junto con nuestro pueblo”.

En su mensaje, los obispos dicen sentirse urgidos como pastores a “fomentar diálogos personales y grupales a todos los niveles” en las comunidades, no sólo con las víctimas sino también “con los familiares y vecinos de quienes resultan acusados de los crímenes”.

Queremos colaborar con nuestra gente en la búsqueda de soluciones desde las mismas familias, grupos, asociaciones e iglesias, procurando identificar las tendencias culturales que se han deteriorado, patrones que hemos asumido consciente o inconscientemente, y que llevan a ver falsamente a otras personas como si se tratara de propiedades personales.

El Episcopado se compromete a “orar y a seguir profundizando en esta situación con todo agente pastoral,  toda persona que ejerza la catequesis, los servicios, la educación, el liderato de movimientos, los ministerios laicales y ordenados, los jóvenes, y especialmente la pastoral pre matrimonial y familiar”,  generando “espacios de acogida y refugio, para respaldar las instituciones e iniciativas que sabemos proveen socorro a las personas agredidas o en peligro, o que educan para replantear el respeto a la integridad del ser humano”. 

Los prelados puertorriqueños manifestaron su disposición a un acompañamiento más directo a las mujeres y también a los varones, para reaprender el verdadero sentido del valor humano, e invitaron a los medios de comunicación “a que abran espacios de servicio público para mensajes que nos recuerden e inculquen constantemente el valor y el respeto a la vida y la integridad de las personas”.

Por otra parte, exhortaron “a los líderes del gobierno y expertos a que se le dé una mirada sistémica a toda esta situación, que incluye el análisis profundo de la frustración que sienten las personas frente al empobrecimiento y la falsa ilusión de felicidad de una sociedad desenfrenada en el consumismo”.

También piden identificar “los patrones machistas y sus causas; compartamos estrategias para la reconstrucción y sanación de la figura masculina; toquemos las heridas que se arrastran y que con frecuencia provienen de maltratos ocurridos en la infancia y que no reciben atención a tiempo”.

Finalmente, los prelados renuevan su compromiso de “estar al servicio de los más vulnerables, con un sentido de mayor humildad, procurando ser más asequibles y disponibles, más hermanos y servidores. 

Promoveremos con insistencia –concluyen- el testimonio de quienes viven plenamente la entrega y el amor fiel y respetuoso de la vida, para que más personas se motiven a imitarlos, crezca en ellas el deseo de vivir, y se abran a la maravilla que Dios les ofrece como Creador y Dador de vida”.

Los prelados instaron a buscar mecanismos de empatía para “ponernos en el lugar de toda persona agredida, fomentando diálogos personales y grupales a todos los niveles en nuestras comunidades, que nos lleven a escuchar y compartir desde el alma lo que llevamos por dentro”.+