Jueves 21 de noviembre de 2024

En el Día de los Santos Inocentes, invitan a rezar por los niños que sufren

  • 27 de diciembre, 2021
  • Buenos Aires (AICA)
La Comisión Episcopal para la Vida, los Laicos y la Familia convoca a implorar por los no nacidos, los que sufren explotación laboral y sexual, viven en la pobreza o son víctimas de abusos y violencia
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La Comisión Episcopal para la Vida, los Laicos y la Familia (Cevilaf) invita a rezar el 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes, por los niños que sufren en este tiempo de la historia.

La misa central por esta intención será presidida por el obispo de Morón y presidente de la Cevilaf, monseñor Jorge Vázquez, mañana a las 19 en la catedral moronense Nuestra Señora del Buen Viaje.

“Pediremos que el espíritu de la Navidad renueve el cuidado y la defensa de la vida de los niños y niñas por nacer, de quienes son explotados laboral y sexualmente, de la enorme cantidad que viven en la pobreza y sufren la violencia y el abuso”, expresó en un comunicado.

Texto del comunicado
La Comisión Episcopal para la Vida, los Laicos y la Familia invita a rezar el 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes, por los niños y niñas que sufren en este tiempo de la historia. 

El presidente de la Comisión, monseñor Jorge Vázquez, celebrará a las 19.00 hs. en la catedral de Nuestra Señora del Buen Viaje, en Morón, una misa rezando especialmente por esta intención. Están invitadas todas las Diócesis a unirse en la oración.

Pediremos que el espíritu de la Navidad renueve el cuidado y la defensa de la vida de los niños y niñas por nacer, de quienes son explotados laboral y sexualmente, de la enorme cantidad que viven en la pobreza y sufren la violencia y el abuso.

El papa Francisco nos invita en la carta que nos dirigiera en 2016 para esta fiesta de los Santos Inocentes: “La alegría cristiana nace de una llamada –la misma que tuvo san José– a tomar y cuidar la vida, especialmente la de los santos inocentes de hoy. La Navidad es un tiempo que nos interpela a custodiar la vida y ayudarla a nacer y crecer; a renovarnos como pastores de coraje. Ese coraje que genera dinámicas capaces de tomar conciencia de la realidad que muchos de nuestros niños hoy están viviendo y trabajar para garantizarles los mínimos necesarios para que su dignidad como hijos de Dios sea no sólo respetada sino, sobre todo, defendida”.

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