El primado ucraniano agradece el apoyo "tremendo y colosal" del pueblo argentino
- 9 de mayo, 2022
- Kiev (Ucrania) (AICA)
Mons. Schevchuk valoró el aliento de la Conferencia Episcopal Argentina y dijo estar muy agradecido de la "buena acción" de los cristianos argentinos y la comunidad ucraniana junto con su obispo.
El primado de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana, Su Beatitud Sviatoslav Schevchuk, continúa con sus reflexiones diarias y, a 75 días del inicio de la invasión rusa a Ucrania, insiste en detallar las consecuencias de esta “agresión militar abierta” y “sangrienta guerra por parte de Rusia”.
Este lunes, el arzobispo advirtió que “la guerra continúa, desarrollando todo su horror, trayendo nuevas y terribles bajas” y siguió reflexionando sobre las obras de misericordia para el cuerpo del prójimo, e instando a ser solidarios con los que están sufriendo más.
Haciendo hincapié en la necesidad de “vestir al desnudo”, graficó: “Hemos visto cómo durante los bombardeos, durante los disparos, la gente en un abrir y cerrar de ojos lo perdía todo… Sólo podían salir de su casa con las manos desnudas. No podían llevarse nada de todo lo que habían ganado durante toda su vida. Vimos a personas en nuestras comunidades que iban por los caminos, en familia, casi descalzas... en medio de la fría estación… sin tener ni siquiera ropa que ponerse. Por eso, nuestra tarea, la tarea de toda persona de bien, es vestir a los desnudos, especialmente en el contexto de la guerra”.
“Hoy quiero dar las gracias a todos los que han sacrificado y siguen sacrificando lo último que tienen para vestir a una persona desnuda. En particular, a los que han perdido todas sus posesiones”, puntualizó.
El domingo, la máxima autoridad católica definió la situación afirmando que “el enemigo continúa su ofensiva contra Ucrania. Ucrania se desangra una vez más... Las ciudades y pueblos ucranianos sufren bombardeos enemigos, ataques con misiles” y consideró que la ciudad de Odesa “necesita especialmente de nuestro apoyo. Necesita que la recordemos en nuestras oraciones”.
“La heroica Mariúpol está en pie. Ayer (sábado) recibimos la noticia de que se consiguió evacuar a casi toda la gente de la planta de Azovstal: niños, mujeres, ancianos… pero la defensa de Mariúpol continúa. Hoy rezamos para que se pueda evacuar a los heridos, a los que más están sufriendo y más necesitan de nuestras oraciones”, invitó.
Y pidió a todos los que realmente quieran ayudar a Ucrania, que ayuden a “conseguir el acceso al agua potable, sobre todo donde más se necesita”.
En tanto, el sábado, monseñor Schevchuk reflexionó sobre una pregunta que la gente plantea muy a menudo a los religiosos y sacerdotes en estos últimos meses: “¿De dónde sacar la fuerza para seguir? ¿De dónde sacar fuerzas para poder defender a nuestra Patria durante tanto tiempo?”
“La tradición cristiana, la experiencia del combate espiritual, nos dice que la fuerza para resistir el mal nos la dan, curiosamente, las buenas obras”, indicó, y se refirió puntualmente a otra de las siete obras de misericordia para el alma del prójimo: “Dar de comer al hambriento”.
“Alimentar a los hambrientos se convierte en uno de los retos humanitarios más importantes de esta guerra”, sostuvo, y fundamentó: “Ayudar a nuestros vecinos a conseguir un trozo de pan no sólo significa ayudarles a pasar un día más, sino que es ayudarles a entender que Dios se cuida de ellos”.
Por último, el primado greco-ucraniano agradeció a todo el mundo que hoy recoge ayuda humanitaria para Ucrania y, en particular, a la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), de la que “recibimos un apoyo tremendo y colosal, grandes palabras de aliento”.
“Además, imagínense que la Argentina, la Argentina católica está haciendo una colecta de ayuda para salvar a la gente en Ucrania, para alimentar a los hambrientos en Ucrania. Estoy muy agradecido a los cristianos de la Argentina, a la comunidad ucraniana junto con su señor obispo, Mons. Daniel Kozelinski Netto por el ejemplo de una buena acción”, sostuvo.
“Oh Dios, bendice a Ucrania. ¡Oh Dios, bendiga al ejército ucraniano! Oh Dios, bendice a las personas buenas que son capaces de hacer buenas acciones y que experimentan la alegría del bien que nace de su corazón hacia el prójimo”, concluyó.+